Manuel de Diego Martín

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11 de diciembre de 2010

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El pasado 4 de diciembre hizo su profesión solemne la Hna. María de la Trinidad en el convento de las Carmelitas Descalzas de Albacete.  Esta joven albaceteña que entró en el monasterio con dieciocho años cumplidos, como marca la ley canónica (antes no puede ingresarse) después de hacer el noviciado y sus primeros votos,  ha llegado a la madurez y compromiso para hacer su profesión solemne y dar su sí definitivo para ser siempre esposa del Señor.

En una celebración bellísima, el Sr. Obispo nos invitó a cantar un cántico nuevo porque esta joven atendiendo la voz del Señor, dejando todas las cosas de este mundo, se consagra a su servicio. Podemos decir,  salvadas las distancias, que el “fiat” de María de Nazaret tuvo su pequeño eco en el “fiat” que salió de los labios de nuestra pequeña María.

Pedimos por ella para  que sepa servir a sus hermanos conservando siempre el corazón libre para Dios. Y seguimos pidiendo para que la entrega de su vida apresure la llegada del reino de Dios entre nosotros.  Ciertamente, como nos dijo el Obispo en la homilía, la entrega de una muchacha joven es todo un  acto contracultural casi heroico a los valores que se viven en este mundo que se reflejan en el tener, el poder y el disfrutar. Vivir en pobreza, castidad y obediencia no es fácil entender en nuestro mundo.

Seguida la homilía la joven profesa hizo  la ofrenda de su vida con sus tres votos perpetuos delante de su Priora. Su existencia quedaba consagrada para vivir toda su vida en un Monasterio de Clausura para orar y ofrecerla por todos nosotros.

En un mundo secularizado, como el nuestro, donde el vivir de cara a Dios y el vivir de cara a la Cruz de Cristo, se hacen cada vez más incomprensibles, María llena de juventud nos sigue gritando lo mismo que Santa Teresa de Jesús nos decía  hace cinco siglos : “Sólo Dios basta”

Que la Cruz de los jóvenes, que este domingo llega a Albacete, despierte en muchos chicos y chicas de nuestra diócesis la fe, el amor y la entrega a Jesús que encontramos en esta joven carmelita, la benjamina de las carmelitas de Albacete, llamada María de la Trinidad.