Manuel de Diego Martín
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6 de septiembre de 2008
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]E[/fusion_dropcap]stos días se han hecho públicas unas declaraciones de Obama, el candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, para defender a su oponente Sarah Palin, de posibles ataques de unos o de otros, ya que dándose el caso de que esta mujer es una defensora a ultranza de la moral cristiana, su propia hija, menor de edad, soltera, resulta que está embarazada.
Lleva razón el Sr. Obama cuando dice que las familias de los candidatos no deben ser coto de caza para ensañarse con ellos y llevarse el gato agua de sus intereses políticos. Una cosa es la vida privada y moral personal de los miembros de una familia, y otra es la competencia política de los que se presentan como candidatos.
Yo diría que en este caso más que reprochar, lo que haced falta es bendecir, es alabar, dar gracias al cielo, porque una chiquilla prefiere antes ser madre que abortar. Tenemos pues que salir al paso de esa tremenda hipocresía social que admite que todo el mundo tiene derecho a tener relaciones sexuales con quien quiera y cuando quiera y luego no se aceptan las consecuencias. O peor aún, se eliminan las mismas recurriendo a actos criminales.
Un caso como este lo estoy yo viviendo muy cerca en mi parroquia. Al final del curso pastoral, noto que una joven catequista, que tiene novio, está un poquito gorda. Me vino una fugaz y maliciosa idea ¿estará embarazada? Efectivamente, la vi el otro día y resulta que el niño ya está a la vuelta de la esquina.
Pues digo lo mismo. Valiente muchacha que ha escogido el camino mejor. Lo más fácil hubiera sido deshacerlo, y así tener menos complicaciones para preparar su boda, y poder ganar la oposición del trabajo que busca… Pero no, la chica ha sabido ser consecuente con su fe cristiana y con su dignidad de mujer.
Esto no quiere decir que los curas no debamos seguir enseñando el catecismo de la doctrina cristiana que nos dice que lo que Dios quiere para los jóvenes que se preparan al matrimonio es la abstención de las relaciones sexuales. Pero si estas se dan, y resulta que un niño viene de camino lo que el Creador quiere, ante todo y sobre todo, es que el pequeño nazca. Esto es lo que hace grande a una mujer y en consecuencia, nos engrandece a todos.