Manuel de Diego Martín

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26 de julio de 2008

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Tengo viviendo en mi casa durante una temporada a un sacerdote africano que está siguiendo cuidados médicos en nuestro país. A él le gusta, como es natural, estar al tanto de lo que pasa en el suyo, en Burkina Faso. Así que cada día escucha las noticias de la RFI (Radio France internationale) que informa de lo que sucede en Africa Occidental.

El otro día escuchábamos lo que estaba pasando en Costa de Marfil, a causa de la gran crisis económica que se les ha echado encima. Abidjan, la capital económica, esta totalmente paralizada por una huelga general. La causa de la huelga es la carestía de la vida, ya que los precios de productos de primera necesidad se han desorbitado de mala manera.

Los transportistas y taxistas están sublevados puesto que no pueden hacer frente a la situación ya que no llegan a pagar a sus patronos, pues los gastos son más grandes que los ingresos, así cada día que pasa, más en la ruina.

La huelga es tan fuerte y tan violenta que el gobierno está temiendo que su caída puede estar cantada. Así pues, el primer Ministro Guillermo Goro ha convocado a toda urgencia un consejo de ministros extraordinario para encontrar medidas de choque que favorezcan a los más desprotegidos. Eh aquí algunas de ellas: El precio del gaz-oil va a bajar 100 francos, el petróleo que necesitan para alumbrar las casas 50 francos y así unos cuantos productos de primera necesidad.

Y una de las medidas que se daban los ministros, era bajarse ellos mismos el sueldo un 50% “¿He entendido bien?” pregunté a mi amigo africano. Quiere decir esto que entre las medidas para paliar la crisis están también los sueldos de los ministros. Mi compañero me confirma que he entendido bien. Yo me digo: “¡Bravo por el gobierno de Costa de Marfil!”

Cuando escuchaba a la RFI hablando de la crisis de ese país africano me parecía que estaba hablando de nuestra propia crisis. Tal vez, la nuestra no es tan grave; nosotros, por otra parte, somos menos pobres y tenemos más medios y recursos para resistir.

De todas formas creo que está muy bien seguir el ejemplo de los africanos, es decir, tomar medidas concretas de choque que puedan neutralizar lo más posible la crisis. Y una medida sabia sería también el que los ministros, los altos cargos, todos los que tienen salarios exagerados, pidan bajarse un 50% su sueldo, para poder repartir con los más pobres.

A mí se me ocurre, tal vez es una idea peregrina, y es la siguiente: igual que hay una ley que regula el salario mínimo, es decir ninguno de los españoles debe ganar menos que la cantidad establecida, habría que fijar una ley con un salario máximo, un salario razonable, para que nadie pueda ganar más que lo que marque la ley. Esto haría que el reparto del pastel llegase a más gente, que las crisis sea menos dolorosa.

De todas formas seguiré atento a la RFI para ver si los ministros de la Costa de Marfil cumplen su palabra, y que otras medidas están tomando para superar la crisis. Es algo que nos interesa saber por si en algo nos pueden ayudar.