Manuel de Diego Martín
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19 de julio de 2008
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Ante la tentación del diablo a Jesús, en el desierto, de que no fuera tonto, y dejase de pasar hambre convirtiendo las piedras en panes, el Señor respondió: “No sólo de pan vive el hombre, sino de la Palabra que sale de la boca de Dios”.
Hace unos días leí unos comentarios del Jefe de la Oposición, el Sr. Rajoy, en los que criticaba al partido socialista, ya que en su congreso se ocupaba de cosas tontas, intranscendentes, mientras dejaba a un lado el problema principal, la crisis económica. De lo que hay que preocuparse, decía, es de las hipotecas, de los sueldos, de los parados, de la cesta de la compra…Y concluía D. Mariano con esta solemne afirmación: “A ningún español le quita el sueño el aborto ni el laicismo”
¡Ay, D. Mariano, a mi sí me quitan el sueño estas cosas! Me quitan más el sueño estas cosas que la cesta de la compra. Y esto también, naturalmente me preocupa, por dos razones, en primer lugar por humanismo, y también porque el día en que gentes no tengan que comer van a venir a pedir a mi puerta antes que a la suya.
En el Imperio Romano había un dicho que reflejaba las preocupaciones de la gente y la manera de tenerlos contentos. Decía: “Panem et circenses”. Es decir, lo que el pueblo quiere es pan y circo. Pues vamos a conseguir que los españoles tengan pan, ganen Eurocopas y todos tan contentos.
Así pues, me preocupa el hecho de que la gente no tenga pan, pero me preocupa también que en mi ciudad por haber ganado una copa, lo celebremos rompiendo farolas, estatuas o jardines. Es preocupante, es sangrante que dentro de una crisis económica, tengamos que gastar un montón de euros en deshacer entuertos, frutos de una salvaje incultura.
Me quita el sueño la ley del aborto y la eutanasia, porque creo que el mayor bien de todos es la vida. Me quita el sueño si me toca ver que por llevar a un límite exacerbado el laicismo puro y duro, me quitan la libertad religiosa, que es la más grande de las libertades. Me quita el sueño de que haya niños, que sin quererlo sus padres, tengan que recibir una educación laicista y atea. Me quitan el sueño los niños y grandes que mueren en las pateras. Me quita el sueño de que puedan darse casos de que un padre mate a su mujer y a sus hijos, exponente de una sociedad carente de valores, en la que hay tantos desajustes. Me quita el sueño si un día no puedo hablar español en tierra española. Me quita el sueño si un día en vez de ser libre, me quieren convertir en un esclavo.
El problema de la economía es muy importante. No faltaba más. Por eso pedimos todos los días a Dios el pan nuestro de cada día. Pero también le pedimos que no nos deje hundir en la maldad, y que su voluntad sea hecha. La voluntad de Dios es que toda criatura humana viva en libertad.