Manuel de Diego Martín
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25 de septiembre de 2010
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El viernes pasado celebrábamos la fiesta de la Virgen de la Merced. En la diócesis de Albacete tenemos dos familias Mercedarias: Hermanas Mercedarias de la Caridad, aquí en la ciudad; y las Hermanas Mercedarias del Smo. Sacramento en Barrax.
Estas familias religiosas tienen su origen e inspiración en S. Pedro Nolasco que en el siglo trece ante la Virgen María toma la decisión de entregar su vida en la liberación de cautivos. Este es un sublime acto de merced, de misericordia, por eso a la Virgen ante quien tomó esta decisión se la llama Virgen de la Merced. Enseguida nació la Orden Mercedaria. Los miembros que pertenecen a esta orden, además de los tres votos de pobreza, castidad y obediencia, añaden un cuarto más: entregar su vida para liberar cautivos.
Nuestras hermanas de Albacete y de Barrax, siendo fieles a sus inspiradores, y a este carisma de misericordia, adaptándose a los nuevos tiempos, intentan entregar su vida para ayudar a nuestras gentes a que sean más libres, a que puedan llevar una vida más humana y más digna.
Recordando a la Virgen de la Merced y a S. Pedro Nolasco, todos, tanto religiosos como laicos, tendríamos que hacer este cuarto voto que consiste en comprometer toda nuestra vida para que dentro de este mundo, cautivo de tantas pobrezas y esclavitudes, pueda brillar un poco de paz, esperanza y libertad.
Éstos días han estado reunidos en la ONU muchos dirigentes del mundo para ver cómo van los planes que hace diez años se dictaron para que en el año 2015 estuviera erradicada la pobreza. Ahora constatan que las cosas van casi igual, sino peor. Hace falta muchísimo dinero, y por tanto dicen algunos líderes que los grandes bancos deben mojarse. Claro que sí, para llevar adelante todos esos grandiosos objetivos que se formularon hace diez años para arrancar del mundo el hambre, la pobreza extrema y las grandes enfermedades que esclavizan a tantos pueblos, se necesita muchísimo dinero. Pero además del dinero, hace falta mucha voluntad, unir muchas voluntades, que todos aportemos nuestro esfuerzo para que a nuestro lado no haya esclavos. Si tomamos este compromiso ante la Virgen, como Pedro Nolasco, luchar contra toda esclavitud y pobreza, puede ser que llegue el año 2015 y las cosas hayan cambiado en algo. Si todo lo dejamos a las transacciones financieras de los bancos, es posible que todo siga igual de mal.