Pedro Jesús García Cortijo
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20 de agosto de 2022
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En el Evangelio de hoy podemos ver a un Jesús exigente que nos avisa que aunque Dios nos ama sobre todas las cosas y que desea nuestra salvación por encima de todo, la salvación no depende solo de Él, sino de cada uno de nosotros. Él nos hará llegar a cada uno las gracias necesarias y la ayuda necesaria para poder salvarnos y vivir en esta vida según el evangelio que Jesús nos reveló.
Jesús hace dos mil años ya nos advertía de que la puerta para entrar en el cielo es muy estrecha y que requiere esfuerzo y una lucha constante que San Pablo llamará “El buen combate de la fe”. Cada día somos tentados y tenemos que tomar decisiones que en la mayoría de los casos ni somos conscientes de ellas y nos dejamos llevar por la corriente o los hábitos a los que nos hemos acostumbrado.
No sé si los cristianos nos hemos parado a pensar en la sociedad que vivimos, como vivimos, como pensamos, que deseamos, que buscamos, que queremos. La tecnología ha triunfado en nuestro tiempo porque nos ofrece a cada individuo lo que cada uno quiere. Lee lo que quiere, ve lo que quiere, dice lo que quiere, cuando quiere, como quiere. Nos da derecho a todo, nos invita y nos seduce a mostrar un mundo material, si hemos comido aquí o allí, si hemos viajado aquí o allí, si tengo esto o lo otro… Un mundo de imagen y de apariencia repleto de una competencia de “likes y me gusta” que nos dan el placer de sentirnos importantes o referentes. Incluso nuestros jóvenes o adolescentes luchan por ser influencer o llegan a idolatrar y vivir según algunos de estos personajes.
El egoísmo, el interés personal, la popularidad, la vanidad, la envidia, el deseo… ¿Acaso detrás de todas estas facilidades y adelantos de los que hoy disponemos no oculta o nos conduce en parte a todo esto?
Claro está que cuando Jesús nos dice que esto pasará y para entrar en el reino de Dios tendremos que luchar y mediar con todo esto, es normal que nos diga que la puerta es estrecha y angosta.
Por eso el ser humano seducido por la sociedad que no diré quién la dirige ni la alimenta, se estrella contra el muro y el vacío de la mentira y la vanidad, caminando por el mundo sin encontrarse ni reconocerse, pues cuanto más camina, más se aleja de su naturaleza y de su esencia.
Jesús no dirá que son pocos los que se salven, sino que tenemos que estar vigilantes, saber desenmascarar estas realidades que nos separan de nuestra esencia humana y de nuestra felicidad, además de alejarnos de nuestra salvación eterna. Claro que vivimos en una sociedad donde hablar de algo eterno es absurdo, pues la indiferencia religiosa y el olvido de nuestros compromisos cristianos nos llevan al “Carpe diem” “Vive el momento, el ahora” disfruta mientras puedas…
Jesús nos anima al compromiso, al esfuerzo, la voluntad, la entrega, el servicio y esto queridos amigos es algo que no tiene ningún tipo de atractivo en nuestros días, aun cuando sea el camino de nuestra esencia y nuestra felicidad. Por eso en el momento y la hora que no conocemos nos examinaran de nuestra vida y muchos querremos entrar y no podremos y aunque le digamos: “Señor, Señor” Él dirá que no nos conoce, pues aunque lo teníamos tan cerca, nunca lo seguimos o lo anunciamos, nunca utilizamos las gracias que se nos otorgaron para salvarnos y salvar a otros.
Por eso como Jesús en el evangelio os invito a esforzaros, a estar vigilantes, a hacer cada noche un examen de conciencia y ver conscientemente si los pasos que estamos dando nos llevarán al lugar donde deseamos llegar.
Que el Señor os llene de gracias y vuestro ángel de la guarda os ilumine para poder descubrirlas y utilizarlas para gloria de Dios
Pedro Jesús García Cortijo
Diácono permanente parroquias de La Roda