Francisco San José Palomar
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18 de noviembre de 2023
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]Y[/fusion_dropcap]a el apóstol san Pablo se ganaba la vida trabajando, haciendo esteras. El evangelio de hoy elogia y premia a las personas que se esfuerzan en fructificar los dones, los talentos recibidos.
Hay personas que disfrutan trabajando y otras que parecen haber nacido para la vagancia, para no dar ni golpe. Pero los gandules no son aptos para el Reino de Dios.
El mundo, la sociedad progresa gracias a las personas que diariamente trabajan en el laboratorio o en la fábrica, en el campo o en la escuela, el instituto o la universidad.
La “responsabilidad” conduce al trabajo y estimula a la especialización profesional.
Sentir vergüenza de existir, de vivir como un parásito es propio de las personas con dignidad.
La parábola de Jesús rechaza de plano al “conservador” estéril que no fructifica. Ver su suerte final, el despojamiento de los “talentos” que había recibido y su lanzamiento a las tinieblas… es lisa y llanamente conmovedor y una llamada más a tomarse en serio la existencia.
Definitivamente, a Dios no le agradan los haraganes que luego se aprovechan del esfuerzo de los demás.
Por lo que afecta a nosotros, reconozcamos los dones recibidos y seamos solidarios dentro de la sociedad en la que nos toca vivir y a la que también tanto debemos.
Jesucristo ayer, hoy y siempre Maestro Universal.
Francisco San José Palomar
Sacerdote dicoesano