José Joaquín Tárraga Torres. Delegado MCS

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17 de noviembre de 2024

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Los testimonios que nos llegan son claros. La realidad supera lo transmitido por televisión o redes sociales. Estamos viviendo una gran catástrofe. Miles de personas afectadas por la tragedia de la muerte, desaparición o pérdida de todos sus bienes. Ampliamos la mirada y vemos guerra, destrucción y dolor.

Son muchas las voces que claman por el final de una época o de una etapa. Incluso, voces que hablan de un mundo que agoniza.

Jesús nos anuncia el final. Todo tiene un término. Llegará un momento donde todo acabará. Y lo mejor de todo, es que no vendrá de forma sorpresiva, sino que habrá signos para poder descubrirlo.

Lo que más me gusta de Jesús es que siempre invita a aprender. Y este domingo nos vuelve a instruir. Nunca se cansa de hacerlo. Su enseñanza es clara: estar preparados, atentos, contemplar, observar, no dejéis de mirar más allá de vosotros. Vendrán signos de destrucción y caos. Pero, en ese momento, sosegaos, abrir los ojos y reconocer a Jesús como único Dios.

En los momentos duros, de crisis o desesperación, la Palabra nos invita a mantener la calma y la confianza. Todo pasará, pero las palabras de Jesús no pasarán. Y sus palabras hablan de unión, de reunir a los elegidos de los cuatro vientos. Jesús no se cansa de volver a recordar que el camino es la unión entre todos. Es una llamada a la fraternidad universal, a sentirnos hermanos unidos en un mismo sentir.

Los cientos de testimonios de los damnificados del temporal nos recuerdan que la unión de las personas, la colaboración y la mirada hacia un objetivo común es el camino. La crispación, las rupturas y los enfrentamientos llevan al caos. Estamos viviendo momentos muy difíciles. Jesús nos invita a estar preparados, a discernir los signos de los tiempos, a mantenernos unidos seamos de la nación, ideología, creencia que sea. Jesús está cerca, a la puerta. El tiempo corre y se agota. Pero Él siempre nos invita a aprender.