Manuel de Diego Martín
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8 de noviembre de 2014
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El Concilio Vaticano II en la “Gaudium et Spes (n.75)” nos dice que aquellos que se sientan llamados a ejercer el arte tan difícil como noble de la política deben ejercerlo con el olvido del propio interés y de todo beneficio venal. Deben luchar contra la injusticia y la opresión, contra la intolerancia o el absolutismo de un solo hombre o de un solo partido; deben tener fortaleza para consagrarse a la búsqueda del bien común y al servicio de todos.
Hace treinta años estaba yo como misionero en Burkina Faso. En aquel momento unos jóvenes militares, inspirados en el comunismo radical de Albania y de Cuba, dieron un golpe de estado. Uno de ellos llegó a ser presidente de la república e hicieron una Constitución a su medida. Después de veintisiete años de mandato, sucede que la Constitución que ellos mismos hicieron, no permite que el presidente Blas Campaoré, pueda seguir por más tiempo. Para no perder la poltrona y poder seguir haciéndose más rico en un país de pobres, había decidido cambiar la Constitución. Ante esto, el pueblo enfurecido se ha lanzado a la calle. Estos días han sido noticia en todo el mundo ya que ha habido más de treinta jóvenes muertos y montón de heridos en las manifestaciones. El presidente, de momento, para salvar la pelleja se ha refugiado en Costa de Marfil. Pero ahora los militares han cogido el poder y algunos son amigos del presidente. Las fuerzas de la oposición quieren otra cosa. Así que por ahora en este país que tanto quiero, no hay más que confusión, miedo e incertidumbre. La causa: los malos políticos que sólo buscan su propio interés y el hacerse lo más ricos posibles.
Hoy celebramos un día en que puede ser histórico para nosotros. Ha llegado el 9 N, día de la consulta soberanista de Cataluña. Llevamos meses esperando esta fecha y temiendo lo peor. Es un desafío a toda regla al orden constitucional. Llevan ya montón de años educando a niños y jóvenes para que pidan esta secesión soberanista. ¿Cómo es posible que pudiendo vivir en la concordia, en la unidad, algunos se lancen por otros caminos que traen tanta incertidumbre y riesgos? Crear conflictos innecesarios no es propio de una buena política
Pidamos al cielo que surja una nueva generación de políticos que lleguen a entender de verdad lo que nos decía el Concilio. Los políticos no están para servir a sus intereses, sino comprometidos en la búsqueda del bien común, siempre al servicio de los demás. Esto es lo que trae la verdadera convivencia, la verdadera paz.