Manuel de Diego Martín

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27 de diciembre de 2008

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Cuando sale a la luz esta colaboración, se celebra en la plaza Colón de Madrid una multitudinaria Eucaristía para dar gracias a Dios por el don de la familia.

Dice un refrán “dime de qué presumes y te diré lo que te falta”. Podemos decir aquí también, dime de que hablan los Obispos, cuáles son sus mayores preocupaciones y sabremos lo que nos está faltando en nuestra sociedad. Los Obispos últimamente están hablando mucho de la familia y para coronar este discurso, para hacerse oír por todos, el Cardenal de Madrid y algunos obispos en sus respectivas diócesis han convocado estas celebraciones en las plazas públicas. Se cumple aquello de Jesús, lo que os digan al oído, anunciadlo en las plazas públicas; lo que es Espíritu Santo os está dictando en vuestros corazones, proclamadlo en plena calle.

¿Qué es una familia? El Niño-Dios nacido en Belén nos revela el proyecto de Dios sobre la familia, que por otra parte está escrito en la conciencia de la naturaleza humana. La familia es la unión de un hombre y una mujer para acoger la vida. María ha sido la única mujer en la historia de la humanidad, un caso irrepetible, que ha concebido un niño sin la colaboración del varón. María ni había conocido varón, ni le trajeron un embrión del banco de esperma para fecundarla. Pero para que este misterio de ser madre pudiera darse, el Creador puso como condición “sine qua non” que esta mujer, aunque virgen, estuviera ya desposada con un hombre llamado José. Así pues en el proyecto de Dios no hay matrimonios homosexuales, ni tampoco es normal que la vida venga a través de madres solteras por fecundación in Vitro. Esto no quita que si una mujer soltera llega a ser madre, haya que acogerla con todo amor y cariño.

La familia según el proyecto de Dios está para acoger la vida, desde que nace hasta que muere. María de Nazaret acogió la vida el 25 de marzo, no unos plazos más tarde, cuando dijo sí al Ángel Gabriel. Entonces empezó con esta nueva vida la salvación del mundo en Cristo. Y María cuidó de la vida hasta que un viernes santo, unos hombres malos salvajemente se la arrancaron. Y todavía vemos a esta bendita mujer acariciando el cuerpo muerto de su Hijo tal como plásticamente no los muestra la Pietá de Miguel Ángel.

Lo que hizo María, ese libro abierto para entender los misterios de Dios, es lo que tenemos que hacer cada uno de nosotros. Así pues la Familia de Nazaret nos está gritando un no al aborto, un no a la eutanasia. Que las anunciaciones del 25 de marzo no se conviertan a renglón seguido en viernes santos, porque hay gente mala que no respeta la vida. De igual manera que hay que respetar la vida desde que se anuncia, hay que respetarla hasta que Dios se la lleve. No podemos permitir que malvados sayones den la orden de salida a esos viejos porque nos molestan. El tiempo de morir no está en nuestras manos, está en las manos de Dios. La gente de fe, enfermos de gravedad, cuando les peguntas ¿cómo estás? Pues aquí, hasta que Dios quiera. Nadie dirá, a no ser que pervirtamos antes su corazón y su conciencia tanto, que nos llegue a decir, ¡ea! Pues aquí estamos hasta que personal médico decida acabar con mi vida.

La familia está para dar vida, sí, pero también para educar esa vida. Si José no tuvo parte en la concepción del Niño Jesús, Dios le confió su educación. Tú, cuidarás de él, le pondrás un nombre y le convertirás en un hombre. El problema de la educación está siendo un gran problema. El otro día una amiga profesora venía de una evaluación y estaba enrabietada. No puede ser, tanto fracaso. Están fallando los padres, este es el problema. Así no se puede seguir.

Demos hay gracias al Niño Jesús que ha venido al mundo para enseñarnos a vivir en familia.