Manuel de Diego Martín

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27 de diciembre de 2014

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En mi trato con transeúntes, cuando hablo con ellos, se me hiela el alma cuando me dicen: “me dejó mi mujer, me quedé sin hijos; otros, mis padres me echaron de casa, así pues no tengo a nadie que me quiera”. Ante esto yo me pregunto ¿cómo estas criaturas pueden vivir sin familia?

El Papa nos recuerda cada día que es posible vivir en la esperanza y la alegría y añade que no dejemos nunca que nadie nos robe la esperanza. Yo me pregunto: “¿sin familia, es posible la esperanza?”. La familia, tal como la entiende la tradición cristiana, es la mejor caja fuerte que podemos tener para que nadie nos robe la esperanza. En ella nace y renace cada día la alegría.

El tema de la familia es tan importante, que la Iglesia ha celebrado este año un Sínodo extraordinario sobre ella, y continuará con otro Sínodo este año que viene la reflexión sobre el mismo tema. Obispos y expertos, venidos de todo el mundo, reflexionarán sobre el tema para hacer ver la verdad de la familia y evitar sus posibles enfermedades. Da un poco pena que a veces los medios de información cuando hablan del tema se van por las ramas. Parece que todo el problema es qué hacemos con los divorciados para que puedan recibir la Comunión, qué hacer con los homosexuales que quieren ser reconocidos como matrimonio Es bueno mostrar el lado misericordioso de la Iglesia con todos, pero lo más importante es descubrir el proyecto del Creador sobre la familia y actuar en consecuencia. 

Hoy celebramos la fiesta de la Sda. Familia. El Hijo de Dios ha nacido en el seno de una familia y en una familia ha crecido al lado de José y María, donde todo era amor. Así vemos como el fundamento de la familia cristiana es el amor. Se construye una familia cuando un hombre y una mujer unen sus vidas desde el amor, injertándolo en el amor a Dios. De esta manera su vivir no tiene más sentido que dar amor y dar vida. El matrimonio cristiano tiene que estar por tanto abierto a la vida, y a su vez, tiene que ser incondicional y para siempre.

Uno de los problemas sociales es que no tenemos niños. Las estadísticas nos dicen que lo que está pasando en España es grave. Tal vez hay que comprender un poco la situación de esa gente que quisiera casarse y tener niños, pero que la crisis, la situación económica no se lo permite. Pero también hay que ver otras causas que no invitan a la procreación. Hubo un tiempo en que muchos matrimonios no querían más que la parejita, si es posible niño y niña. Pero hoy cunde la idea de que tener niños es complicarse la vida y lo mejor es vivir como se pueda y disfrutar a tope de ella. No llegan a comprender que el tener niños es lo más hermoso que puede suceder a un matrimonio, pues al vivir de verdad el amor no puede por menos que acabar dando vida.

Otro de los problemas sociales de hoy son las rupturas matrimoniales y la violencia dentro de los hogares. Algunos dicen, hay gente que se casa por la Iglesia, les echan las bendiciones y luego todo se va al garete, mejor es juntarse sin más. Esto no es verdad. Lo que sí es seguro y así lo afirman las estadísticas es que los matrimonios que pusieron su amor en manos de Dios perseveran más. Y la razón es que donde hay amor cristiano, es más fácil encontrar el perdón y por tanto hay posibilidad de seguir adelante.

Y para terminar ¿cómo no recordar que la familia es el lugar de la esperanza para todos aquellos que en la vida les va mal por problemas económicos o por una enfermedad? La familia siempre está ahí, echando una mano. ¡Qué hermosa es la familia cristiana! Demos gracias a Dios y hagamos lo posible para que nuestras familias vivan en el amor como José, María y Jesús.