Mons. D. Ángel Fernández Collado

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17 de marzo de 2024

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Muy queridos diocesanos:

Un año más celebramos el 19 de marzo, solemnidad de San José esposo de la Bienaventurada Virgen María, el Día del Seminario. Aunque en las comunidades autónomas, como la nuestra, Castilla-La Mancha, donde no es festivo, se celebra el domingo más cercano, en este caso, hoy 17 de marzo. El lema escogido por la Subcomisión Episcopal para los Seminarios para este año es: “PADRE, ENVÍANOS PASTORES”.

Es posible que esta fiesta despierte, en muchos, recuerdos y nostalgias de tiempos pasados, como sucedió hace unos días con aquel centenar que os reunisteis, de los que pasasteis por el Seminario Menor de nuestra diócesis de Albacete, y que agradezco con alegría que tuvieseis esa iniciativa. Por motivos de agenda no pude estar con vosotros, pero os tuve muy presentes. Gracias por recordar un pasado reciente de vuestras vidas; no lo olvidéis, pues estoy seguro que esos gratos recuerdos podrán ser recompensados con futuras o presentes vocaciones sacerdotales para esta porción de la Iglesia en Albacete.

Hoy tenemos nuestro Seminario reformado, pero en espera de nuevas vocaciones. En estos momentos, la Diócesis cuenta con tres seminaristas mayores: Alberto, Hermelo y Pedro, así como uno menor, Álvaro, a quienes felicitamos en este día por su generosa respuesta y entrega a la llamada del Señor. La Iglesia es consciente de la dificultad para el joven de hoy, que vive inmerso en una sociedad marcada por la secularización, de discernir ante el compromiso de vida sacerdotal. Por eso, y pesar del descenso, valoro que estos cuatro jóvenes hayan respondido con un sí a la llamada del Señor para prepararse a vivir su vocación al sacerdocio.

Junto a las Delegaciones Diocesanas de Pastoral Vocacional, Adolescencia y Juventud, Familia y Vida, Enseñanza Católica, Clero y la coordinación del rector del seminario, deseo seguir impulsando con fuerza la dimensión vocacional de los adolescentes, jóvenes, familias y sacerdotes de nuestra Diócesis de Albacete. Por ello pido que todos desde su lugar, posición social y trabajo ministerial o pastoral seamos motores de empuje para hacer una Pastoral Vocacional más fuerte y eficaz. Debemos ser ejemplo y ofrecer, sin miedos, la posibilidad de que el Señor puede estar llamando al corazón de nuestros adolescente, jóvenes, hijos, familiares o amigos.

Para llevar a cabo este cambio en la Pastoral Vocacional pido a toda la comunidad cristiana de la Diócesis de Albacete estas cuatro acciones:

1º. Agradecer a Dios y a los sacerdotes su labor y entrega a las comunidades, y a la sociedad albaceteña. Cuánto han trabajado y trabajan por nuestros pueblos y gentes, acompañando, anunciando la palabra de Dios, estando cerca de los niños, enfermos, ancianos, promoviendo y apoyando proyectos sociales.

2º. Orar al «Dueño de la mies que envío obreros a su mies, porque la mies es mucha, pero los obreros pocos». No podemos quedarnos en lamentaciones. Necesitamos sacerdotes, también religiosos y religiosas, laicos que se comprometan con el Evangelio del Reino porque, como Jesús y con Jesús, viendo las muchedumbres, sienten compasión, «porque están vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor» (Mt. 9, 36-38).

3º. Animar a los adolescentes y jóvenes a levantarse y ponerse en camino siguiendo a Jesús (Dt. 10,11; Lc. 11-15). Los sacerdotes, diáconos, consagrados, catequistas, profesores cristianos, padres y madres de familia, abuelos y abuelas, todos queremos que sean felices. Pues aquí tienen campo, porque «hay más felicidad en dar, en darse, que en recibir» (Hch. 20, 35). Eso sí, si llama el Señor, no sólo lo hace por fuera, sino también en el interior. Es lo que hizo Samuel o San José (Mt. 2, 13-33), el papa Francisco, los obispos y todos los sacerdotes.

4º. Colaborar económicamente en la colecta. Alguno dirá: “Y cómo pide si son pocos los seminaristas que tenemos”. Es verdad, hoy son pocos, pero espero que un día tengamos más seminaristas. Es necesario mantener el edificio y ayudar a los pocos que están en muchos otros aspectos. Seamos generosos. «Cada uno dé como le dicte el corazón: no a disgusto, ni a la fuerza, pues Dios ama al que da con alegría» (II Cor. 9, 7).

Por último, comunicar que la Conferencia Episcopal, a través del servicio de Pastoral Vocacional, está dando los primeros pasos para la celebración de un Congreso Nacional de Vocaciones en febrero de 2025. El objetivo es sensibilizar a toda la Iglesia y la sociedad sobre la vida entendida como vocación.

Feliz solemnidad de San José y Día del Seminario.

 

Mons. Ángel Fernández Collado

Obispo de Albacete