Manuel de Diego Martín

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4 de diciembre de 2010

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El próximo sábado la Cruz de los Jóvenes llegará a Albacete.  Tendrá lugar en la Catedral la solemne  acogida de la Cruz y del Ikono de la Virgen  que van a presidir las Jornadas mundiales de la juventud en Madrid el mes de agosto.

Mientras muchos lugares al acercarse la Navidad se afanan en montar sus Belenes, ahora nos sorprenden con la llegada de la Cruz. ¿Qué tiene que ver la Cruz con el Belén?  Pues todo. La sombra alargada de la cuna de Belén es la cruz del Calvario. Este Niño que nace lo hace para morir. Para morir por todos nosotros.

La Cruz que nos visita tiene un doble simbolismo. Por una parte nos une a todos los crucificados de la tierra. Ella ha pasado por muchos lugares del ancho mundo, especialmente por los que más han sido golpeados por el hambre, la guerra o el terrorismo. Desde Bangladesh hasta las Torres Gemelas pasando por el Congo. Ella nos recuerda los lugares marcados por la muerte.

Pero ella es ante todo el símbolo de la vida.  En ella Cristo nos ha liberado de la esclavitud del mal, nos ha arrancado de la muerte definitiva y nos ha abierto la posibilidad de una nueva vida.  Ella es, por tanto, símbolo de amor y de esperanza para todos.

Mientras tantos laicistas de nuestro tiempo están empeñados en hacer desaparecer la Cruz de nuestros paisajes, nosotros queremos acogerla con todo amor y queremos abrazarla en nuestro corazón. Una juventud que se abraza  a la cruz de Cristo es la mejor prueba de que para  nuestra humanidad hay futuro.