Antonio García Ramírez

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15 de septiembre de 2024

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A mitad de camino: hacia la misión final. Coinciden los estudios bíblicos al poner en este episodio de hoy la mitad de la trama argumental del evangelio de Marcos. No solo por estar en la mitad justa de los dieciséis capítulos del mismo, sino por el significado teológico de esta secuencia. La revelación del significado del “Cristo” (Mesías, Ungido o Elegido) es central. El trabajo en Galilea, es decir, la enseñanza en parábolas, las curaciones de enfermos, la llamada al discipulado… había concluido. Ahora se emprende el camino a Jerusalén. El compromiso hacia delante, hacia la misión final, de un Reino que conlleva cruz, pasión y sufrimiento.

Conviene hacer bien las preguntas. Casi siempre pensamos que sabiendo las respuestas aprobaremos el examen. Pero la vida puede consistir al revés, en hacer bien las preguntas. Pues uno puede malgastar su tiempo y dinero y todo su ser en adquirir respuestas y resultados, que realmente no eran para tanto. Incluso pueden resultar ser falsas apariencias y humos truculentos. Jesús les lanza dos preguntas verdaderas que nos valen para todos los tiempos: ¿quién dice que es el Cristo? ¿quién digo yo qué es el Cristo para mí? En ambas aparece el Cristo, que de tanto nombrarle, quizás lo hayamos perdido en nuestras seguridades y falsas ideas. Por eso nunca es tarde para ponerse uno así mismo las preguntas existenciales, las que realmente nos salvan o nos echan a perder. Preguntas que nos han acompañado desde que alcanzamos el uso de razón y que deben ser examinadas, asimiladas y respondidas con todo nuestro ser. Nos va la vida.

Ponerse detrás de Cristo crucificado. Los evangelios nos dibujan a un Jesús de Nazaret que se va respondiendo también las preguntas fundamentales. La tradición viva de su pueblo, Israel, le hablaba del Hijo de David, del Mesías caudillo que militarmente aniquilaría el poder romano. Vendría entre nubes como un nuevo Elías. ¿Sería de esa manera? Y aunque lo querían alistar a esa gran guerra, Él proclama pasión, muerte y resurrección. Y no se llega a la tercera sin pasar por la primera y la segunda. Un escándalo que sigue siendo actual. Pues de caminos de dolor no queremos ni hablar, y las cruces es mejor verlas de lejos antes que tomarlas.

 

Antonio García Ramírez
Párroco de San Isidro, Almansa