Manuel de Diego Martín

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14 de julio de 2012

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El día siete de este mes tuvo lugar en la Catedral la ordenación sacerdotal del joven albaceteño Juan Iniesta por nuestro Obispo D. Ciriaco. El templo se vistió de sus mejores galas para acoger una preciosa y emotiva ceremonia, preparada con todo mimo, moniciones, cantos, lecturas… Acompañaron a Juan más de un centenar de sacerdotes de la diócesis y un grupo de jóvenes sacerdotes de la diócesis de Alicante y varios compañeros que estudian con él en Roma.

Es admirable que en este momento de sequía vocacional como sufrimos, este joven que había acabado brillantemente sus estudios de medicina, desde su compromiso cristiano vivido en  su Parroquia del Pilar, diese este paso de cambiar los libros de medicina por los de filosofía y teología. Después de seis años de formación académica en las ciencias sagradas y preparación espiritual, llegó el gran día de ser consagrado sacerdote. Así pues aquel que tenía como primera vocación cuidar cuerpos, ahora tiene la nueva misión de cuidar almas, es decir la gran tarea de ayudar a las gentes a encontrar el camino que les lleve hasta Dios.

Pero Juan tampoco ha olvidado el cuidado de los cuerpos. Puesto que las ciencias de la Bioética, de la reproducción; la preocupación por la vida y su dignidad desde sus inicios hasta su final, están exigiendo una continua reflexión para no llegar a la deshumanización total se ha visto la necesidad de prepararnos en este campo. Por esto nuestra Diócesis ha enviado a Juan hasta Roma para hacer estudios sobre todas estas ciencias, ya que necesitamos tener criterios rectos hoy más que nunca. Muchos dicen que estamos ante retos nunca imaginables. La última noticia en este campo es que se pueden producir seres humanos sin padre ni madre. Así pues, necesitamos como nunca hombres de ciencia y de fe que nos ayuden a orientarnos en estos temas desde una concepción cristiana de la vida.

Si la provincia de Albacete tiene la suerte de tener un futbolista que tanta gloría le da que se llama Andrés Iniesta, la diócesis de Albacete tiene la suerte de tener a otro Iniesta, al joven sacerdote Juan, que tanto bien nos puede hacer y en tantos campos. Damos gracias al cielo por todo ello. La acción de gracias que Juan hizo en la Catedral al terminar la ceremonia fijándose en la Virgen María, la hacemos también nuestra. Que Dios te ayude a ser un santo y un sabio sacerdote.