Manuel de Diego Martín

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24 de enero de 2015

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Hoy celebramos en la Iglesia el Domingo de la Infancia Misionera. La jornada tiene como objetivo hacer tomar conciencia a los niños de nuestras comunidades cristianas que ellos tienen que ser misioneros. En primer lugar están llamados a conocer a Jesús, que va a ser su mejor amigo, y desde este amor a Jesús deben llevar el amor a los niños del mundo entero.

El iniciador de este Movimiento, fue un obispo francés que a finales del siglo diecinueve recibió cartas de misioneros de China en que le exponen la situación dramática de pobreza en la que viven muchos niños de aquellas tierras. El Obispo, Mons. Forbin-Janson pensó que la mejor manera de ayudar era concienciar a los niños de su diócesis para que se dieran cuenta del problema, rompiesen sus huchas y empezasen a compartir sus cosas con los niños más pobres del mundo.

El lema de este año es: “Yo soy uno de ellos” ¡qué bonito eslogan! De esta manera están haciendo realidad en sus vidas eso a lo que el Papa nos invita: salir a las periferias. Por eso tienen que hacerse cargo de que la vida de los demás es también su propia vida. Y que un niño por ser amigo de Jesús, tiene que sentirse amigo de todos los niños del mundo. Todo esto nos recuerda el Día de las Migraciones, del pasado domingo, cuando se nos decía que la Iglesia no tiene fronteras y, por tanto, todos somos hermanos. En esta actitud de una fraternidad universal es en la que Infancia Misionera quiere educar a todos los niños de nuestras comunidades cristianas.

Mientras estoy haciendo estas reflexiones y siento la emoción del bien que se puede hacer a los niños con esta educación y del bien que se puede hacer a los demás a través de los mismos niños, me vienen a la mente reportajes del Boko-Haram. Esto me hiela el alma. Así cómo veo la genial idea del Obispo Forbin para poner en marcha Infancia Misionera, veo la perversidad de la idea del Mohamet Yusuf cuando pone en marcha Boko.Haram. Estos no dirán nunca “Yo soy uno de ellos”. Sino al contrario, al que no sea de los nuestros, lo matamos. Su objetivo es destruir la cultura cristiana, y por tanto utiliza a los niños, los secuestra y mata para conseguirlo. Su objetivo final, o eres de los nuestros o te eliminamos. ¡Qué crímenes y atrocidades se hacen con los niños!

Estas atrocidades se hacen en lejanas tierras y por desgracia también entre nosotros. Estos días hemos conocido la triste noticia de nuestra vecina Murcia en que hay mafias que utilizan a los niños haciendo salvajadas con fines lucrativos. Sin querer nos ponemos tristes ante estas noticias.

Nos quedamos con el mensaje de Infancia Misionera “Yo soy uno de ellos”. Los niños y los mayores nos identificamos con todo ser humano, sea del color que sea, de la raza que sea. Nos identificamos con los más pobres del mundo y queremos ayudarles.