Manuel de Diego Martín

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15 de noviembre de 2014

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Hoy celebramos el Día de la Iglesia Diocesana. Recordamos en este día que formamos la Iglesia de Jesús esta porción del pueblo de Dios que vive en el territorio de la provincia de Albacete y que está guiada, en nombre de nuestro Señor Jesús, por nuestro Obispo D. Ciriaco, sucesor de los Apóstoles.    El lema de esta Jornada reza así: “Participar en tu parroquia es hacer una declaración de principios” y añade que la Iglesia necesita tu ayuda y compromiso económico. Ciertamente hay que echar mano a los bolsillos para ayudar a que nuestra Iglesia pueda llevar adelante su misión. Pero, sobre todo y ante todo, tenemos que poner toda nuestra alma y corazón para conseguir que nuestra Iglesia de Albacete, sea una Iglesia viva, una Iglesia misionera, que hace todo lo posible por llevar a todos el evangelio como nos lo recuerda un día si y otro también el Papa Francisco.

¿Cómo podemos conseguir una Iglesia más viva? Pues, participando, activando todos sus frentes. Debemos orar más, escuchar y meditar la Palabra de Dios, asistir los domingos a la celebración de la Eucaristía, recibir los sacramentos, participar en las reuniones de formación que programen las parroquias, arrimar el hombro a todas las actividades parroquiales: catequesis, liturgia, familia, enfermos… Desvivirse, dejarse la piel para ayudar a los más pobres. 

En esta hora grave en que sentimos cómo la corrupción nos envuelve, y la desesperanza nos aplasta; en estos momentos difíciles en que hay medios que parece que se empeñan en mostrar a la Iglesia como lo peor de lo peor, tenemos que reavivar en nosotros la convicción de que la luz del evangelio es la mejor fuerza para regenerar nuestra sociedad. La Iglesia no tiene otras misión que la de llevar el evangelio a todos los ambientes. Presentarnos como una Iglesia viva es un gran motivo de esperanza para todos

Queremos recordar que el próximo sábado empieza el Año de la Vida Consagrada, anunciado por el Papa. Uno de los objetivos, tal vez el primero, es tomar conciencia de que los consagrados son un tesoro para la Iglesia Diocesana y para la sociedad entera. En la Diócesis de Albacete tenemos unos trescientos consagrados. Ellos con su vida, con su actuar nos están marcando caminos de fidelidad al evangelio, que son caminos de luz. Demos gracias al Padre por tenerlos entre nosotros. De ellos hablaremos mucho este año.