|

24 de enero de 2015

|

139

Visitas: 139

Fue fundada en Tortosa (Tarragona) en el año 1857 por Mª Rosa Molas.

CARISMA: «¡Consolad, consolad a mi pueblo!, dice vuestro Dios» (Is. 40,1)

Desde la misericordia de Dios bebida en su fuente, el carisma consolador nos llama: A descubrir al hombre en sus limitaciones y en su dignidad, en sus aspiraciones y en su misterio de hijo de Dios. A salir por los caminos del mundo, buscando a «los que lloran», a los cojos-mancos-lisiados de los nuevos tiempos. Todo ello es realizado y realizable desde la misma vida de Dios en nosotros. Vida de Dios que llega, cada día a nuestra existencia, como la gran aventura del amor y se hace consolación.

A llevar a cualquier persona que nos necesite, un reflejo del rostro materno de Dios. A ser un grito de esperanza para todos los que sufren, para todos los que esperan… A llevarles, sea cual sea su edad, condición social, enfermedad o pobreza, el servicio que necesitan. Que con el testimonio de nuestra vida les hablemos de un Dios que es amor, porque el grito de Dios: «¡Consolad, consolad a mi pueblo!», ha calado en nuestro corazón.

Consolar es sentir la urgencia de poner en pie los valores del evangelio y derramar la única palabra y el único gesto: la consolación de Dios al hombre, con un «plus» de humanidad, acercándonos a los pobres de hoy, los que, tal vez, viven sin Dios. Sembrando bondad, con amor, fe y esperanza… podemos ser transparencia del «Dios de toda consolación». 

Llegan a nuestra diócesis en 1986, y desde el pasado 12 de Mayo la comunidad vive en la Institución Benéfica del Sagrado Corazón (Camino Morata, 21).