José Joaquín Tárraga Torres

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23 de abril de 2022

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Impresiona escuchar como los apóstoles estaban reunidos, en grupo. Un grupo que no se rompe ni se disgrega a pesar de que Jesús ya no estaba con ellos. Tenían una cita: a los ocho días. Fieles a ella, allí estaban todos menos Tomás. Y en esa unión entre ellos aparece Jesús. Todo recuerda aquella promesa del maestro: “Cuando dos o más os reunáis en mi nombre yo estaré en medio de vosotros”.

Aquel encuentro queda marcado. Es tal la alegría de sentir su presencia que no pueden dejar de comunicarlo y compartirlo. Pasan los días y es momento de volver a reunirse. La cita sigue en pie. A los ocho días, es momento de estar reunidos y unidos. Esta vez, Tomás está con ellos. 

No deja de asombrarme como todos los discípulos le dicen a Tomas: “Hemos visto al Señor”. Es tal la alegría, la experiencia, que no dejan indiferente a Tomás. “Hemos visto al Señor”. Lo han experimentado, sentido, escuchado, … Está en medio de ellos. Pero Tomás es incrédulo y no acaba de creer. Necesita pruebas y más tiempo.

Y Jesús es fiel a su promesa. Está presente cuando se reúnen en su nombre. Y vuelve a comunicarse, animar a sus discípulos, … A Tomás le dedica tiempo. Lo necesita más. No acaba de creer y, por eso, necesita estar a su lado, hablarle al corazón. Tomás, por fin, también ha visto al Señor.

Hoy los creyentes nos volvemos a reunir cada ocho días en la Eucaristía, en el domingo. Nuestras celebraciones tienen que ser encuentros vivos con el Resucitado. Tenemos que salir entusiasmados y comunicar a los demás nuestra experiencia de “haber visto al Señor”. En ocasiones, nos falta anuncio, comunicar nuestra experiencia. 

En ocasiones, nuestras eucaristías quedan enmarcadas en si son largas, amenas, si llegan al corazón, participativas, … Es el paso de la forma al fondo. De lo exterior al encuentro. Cada eucaristía debe ser un encuentro, un ver al Señor. En la alegría de la Resurrección, salgamos cada ocho días a la calle, barrio, pueblo y familia diciendo con un entusiasmo nuevo: “hoy, hemos visto al Señor”.

José Joaquín Tárraga Torres
Delegado Diocesano de MCS