Manuel de Diego

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10 de noviembre de 2024

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Este domingo, como cada año, celebramos el Día de la Iglesia Diocesana, con el fin de que todos tomemos conciencia de que somos diócesis, es decir una parcela de la Iglesia universal, siempre bajo la mirada del Papa, pero regida por un Obispo. Desde abril, en que D. Ángel por enfermedad renunciara, estamos sin Obispo, en espera que pronto el Santo Padre nos envíe un nuevo pastor a nuestra Diócesis. Pero ahora no estamos huérfanos, ya que tenemos la suerte de tener a D. Julián Ros como Administrador Diocesano, que hace que la diócesis de Albacete siga viva.

El lema de la campaña de este año se fundamenta en esta pregunta: ¿Y si lo que buscas está en tu interior? Se trata de reflexionar y descubrir lo que el Señor espera de cada uno de nosotros. Está en sintonía con el Congreso Nacional de Vocaciones, que se celebrará en Madrid a primeros de febrero. Todos queremos encontrar la felicidad en nuestra vida, pero a veces la buscamos por caminos equivocados y al final nos encontramos, en un sin vivir, infelices. Tanto la campaña de la Iglesia Diocesana como el Congreso de Vocaciones nos quieren hacer ver que encuentras el final feliz, cuando te dejas guiar por Jesucristo, quien nos anunció que el que le sigue encuentra la luz de la vida.

Este año estamos celebrando con gozo los 75 años del nacimiento de la Diócesis de Albacete. Nació el 2 de noviembre de 1949 cuando el Papa Pio XII creó la nueva Diócesis con parroquias albaceteñas que pertenecían a las diócesis de Cartagena, Cuenca y Orihuela. Años más tarde, se incorporan a la nueva diócesis, parroquias que siendo de la provincia de Albacete, seguían bajo la jurisdicción de Toledo. Llega el gran acontecimiento en que la provincia de Albacete y la Diócesis tendrán los mismos límites. Y Albacete, será capital de la Diócesis, con su hermosa catedral, la Parroquia de S. Juan Bautista. Y tenemos la gran suerte que nos llega como primer obispo D. Arturo Tabera, que un día llegará a ser Cardenal en el Vaticano. No podemos enumerar tantas cosas grandes que se han realizado en nuestra nueva Diócesis. Pero sí podemos recordar los tres Obispos surgidos de entre nosotros. D. José Delicado, D. José María Larrauri y D. Alberto Iniesta. Sin olvidar a los misioneros de Albacete que están por el mundo entero.

Leía con emoción lo que ocurrió el otro día en Alfafar (Valencia) cuando un párroco, embarrado, con un montón de voluntarios, cuando ya les fue posible entrar en la parroquia, pensó que lo mejor que podían hacer era celebrar la Eucaristía. Decía el sacerdote que tenemos que recordar a las gentes que después de tanta destrucción hay vida; después de la Daña, existe la Resurrección. Esas riadas de solidaridad, que se están dando, nos ayudan a creer que, desde la fe en Jesús, hay futuro.