Manuel de Diego Martín

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2 de diciembre de 2006

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Hace unos días apareció un documental en la tele que mostraba la colaboración expresa o encubierta de algunos curas y parece ser de algún obispo hacia los etarras.

Algunos que han visto el vídeo, en cuanto me han encontrado, me han interpelado llenos de rabia diciéndome.”¿Los obispos ahora no dicen nada de esto, o es que pretenden encubrir a los suyos? Yo, que no he tenido la oportunidad de ver el documento, pensaba que tal vez no era prudente que ahora arremetiesen contra los curas que un día, aún sin quererlo, se vieron cogidos entre la espada y la pared, y no tuvieron más remedio que dar refugio a algunos terroristas que escapaban de la justicia.

La respuesta a esta indignación popular ya está dada. La han dado los obispos en su última pastoral “Reflexiones morales sobre la realidad española” Nos dicen los prelados en su último documento que es objetivamente ilícita cualquier colaboración con los terroristas, con los que los apoyan, encubren o respaldan; y que una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícitamente o implícitamente como representante político de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor político. Así pues, los obispos pueden hablar más alto, pero no más claro frente a todos aquellos que justifican el diálogo con los terroristas que no tienen ninguna intención de dejar de serlo.

El argumento que se repite por activa y pasiva para tragar carros y carretas, en este tema del llamado proceso de paz, es que llevan ya tres años sin matar. Un célebre almirante español pronunció aquella famosa frase: “Vale más morir con honra que vivir con vilipendio” Cuando yo era seminarista un padre jesuita nos contaba de cómo llegaron los milicianos a la Universidad de Comillas para cogerlos y llevarlos a despeñar al Faro de Santander. Nos decía que a él lo cogió un chaval de unos dieciocho años, le puso un pistolón en la frente, y lo iba llevando a trompicones por aquí y por allá hasta arrancarle la oreja. El padre le decía, “se valiente, prefiero que mates de una vez , no soporto que me humilles de esta manera” La verdad, es que el chico no se atrevió a dar el tiro, y el jesuita, no recuerdo cómo, pero salvó la vida para poderlo contar.

Vale más que lo maten a uno de una vez, y que no lo estén matando cada día. Pues hay muchas maneras de matar. Del país vasco nos llegan noticias de que muchos viven desesperados, deprimidos, hay quienes optan por el suicidio por no poder soportar tanta tensión ni tanta violencia. . Así pues todos estos que sufren tanta violencia son también víctimas de ETA.

No vale la cantinela de que ya no usan el tiro en la nuca, que por otra parte al hacerlo, arriesgan mucho. Es mucho más rentable esa estrategia criminal de estar matando incruentamente y lentamente cada día a muchos ciudadanos, si además con esta táctica ganan puntos de buenos ciudadanos ante los poderes públicos. Yo al menos, si me tocase vivir así, preferiría que me matasen de una vez por todas como decía mi profesor. Tal vez mi muerte serviría para algo.