Antonio García Ramírez

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22 de junio de 2025

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Celebramos hoy el día del Corpus Christi. Solemnidad que ensalza la entrega sin límites de Dios a la humanidad y, a la vez, el amor mutuo que nos debemos las personas. De arriba abajo, en vertical, el amor de Dios que nos quiere salvar a todos; y de lado a lado, en horizontal, el amor entre todos los seres humanos. La línea vertical se cruza con la horizontal en el misterio que celebramos este día: Dios presente realmente en la Eucaristía y la caridad efectiva entre nosotros. Por ello, el día del Corpus es el día de Caritas. No se pueden separar el amor a Dios y el amor al prójimo. Si los separamos, la fe cristiana deja de serlo, como la sal que se vuelve sosa.

El lema de la campaña de Caritas de hoy es: “Mientras haya personas, hay esperanza”. Las necesidades humanas son múltiples y variadas. Las personas tienen rostros únicos y habitan un sitio determinado. No dejemos que el pesimismo nos robe la mirada a los otros en sus necesidades. Son muchas las voces que desacreditan la acción caritativa, pero nosotros escuchamos la voz del Buen Pastor, que nos dice que lo que hagamos con los hermanos más pequeños y humildes, lo estamos haciendo con Él. El sacramento de la eucaristía está totalmente unido al sacramento del pobre. Vivir la Eucaristía nos lanza al amor desinteresado, imitando a Cristo.

A nosotros nos toca proclamar que hay la esperanza. No es tarea fácil en este mundo lleno de adversidades. De la desconfianza hemos de pasar al encuentro; del individualismo a la vida comunitaria; del derrotismo de que no se puede hacer nada, a la esperanza que no defrauda. Hoy toca mirar a Caritas, a todos los que la formamos. La miramos con gratitud por todo el bien que hace. Sentimos que los cuatro corazones de su logotipo nos incluyen también a nosotros. Pasamos de la muerte a la vida cuando amamos a los demás. Busquemos camino a la esperanza allí donde estemos. Mientras haya personas, hay esperanza. Feliz día del Corpus.