José Antonio Abellán Jiménez

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18 de junio de 2022

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“Jesús se puso a hablar a la multitud del Reino de Dios…”  y obró el milagro.

En la Palabra y en el milagro, Jesús es lo que da. Amor, Pan y Vida.

La multitud, es la gente de la calle, son las personas del día a día, con una vida ordinaria, un trabajo ordinario, es gente que tiene sus quebraderos de cabeza por mantenerse viva y en pie, por salir a flote, por amamantar su familia. Padecen dolores y enfermedades, llevan luto cuando les toca, sienten el cansancio y el hastío, el estrés y el vacío, forman una sociedad tantas veces invisible, tienen angustias y miedos. Son gente de la calle, a los que Dios ha puesto ahí en medio.

Corpus. Amor, pan y vida; que llegas y nos has traído a esta calle donde quieres ser Tú en y con nosotros durante días y generaciones…Y porque tus ojos relucen en los nuestros, y porque tu corazón busca y se abre paso al nuestro, sentimos cómo cada débil amor, se abre como flor de harina de belleza primaveral, se ofrece como pequeño refugio acogedor para todas estas personas cuya vida palpita en torno nuestro… Somos, contigo, amor,  pan y vida. Entonces la calle ya no es un lugar profano, un trozo de la tierra que parecía darte la espalda”. 

Ser o no ser. Esta es la cuestión. Estar o no estar. Esta es la cuestión. 

Sin confundir lo científico, como proceso, evolución, análisis y comprensión de la materia, lo material; Con la sabiduría divina, de ser, estar y saber estar como presencia misteriosa y distinta, que envuelve lo humano y lo adentra en un proceso evolutivo de análisis, comprensión de la sabiduría divina y adaptación de la inteligencia humana, hacia el descubrimiento del espíritu y la interioridad habitada, lo espiritual.

¡Qué desvergüenza! “Ser materialmente espiritual”. Convertirse en alguien que se deja habitar y transformar por el Espíritu divino; Convertirse en hijo y amigo de Dios; Hacer las cosas cómo y donde sea, desde el amor.

Espiritual es quien sabe disfrutar y amar lo que Dios le pone por delante, se da como trigo molido, y ahí lo descubre, en medio de las cosas y las gentes ordinarias, en medio de la ordinaria calle, compartiendo con sus ordinarios personajes y tratando de vivir con mirada sabia y el agrado del mismo Dios-Amor-Pan-y-Vida.

José Antonio Abellán Jiménez
Delegado episcopal de Cáritas Albacete