Manuel de Diego Martín
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16 de marzo de 2013
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Dice un refrán castellano que el hombre propone y Dios dispone. Los hombres habían propuesto en sus encuestas de opinión, tertulias a unos determinados candidatos para Papa, llega el Cónclave y sale aquel a quien no esperaban.
Ha ocurrido aquello que le pasó a Samuel cuando fue a buscar un rey a Belén, a la casa de Elí. Este fue presentando al profeta a cada uno de sus hijos empezando por aquellos que él creía más capacitados para esta misión. Samuel fue rechazando uno tras otro. ¿Es que no tienes más hijos? Pregunta el Profeta. Sí, tengo otro, responde, el más pequeño que está lejos, cuidando las ovejas. Y Samuel le dice que le hagan venir. Y al ver al muchacho delante de sí exclama: “Este es el que el Señor ha elegido como rey”. Se trataba del pequeño David.
Tenemos un nuevo Papa, el primero en varios aspectos: es el primero venido de fuera de Europa, el primer hispanoamericano, el primer papa jesuita, el primero en llamarse Francisco.
Nuestro Obispo en una entrevista decía que el hecho de tomar el nombre de Francisco, supone, como ocurrió con el nombre de Benedicto, tomar sobre si todo un programa en su pontificado. Yo me atrevo a añadir que además del hecho de haber tomado este nombre refleja su perfil espiritual y humano, es decir, su manera de ser.
Indica este nombre que lleva en su corazón el deseo de una reforma profunda en la Iglesia, a través de ir creando en el ancho mundo lazos de unidad y redes de fraternidad. Desde su sencillez y pobreza, quiere arrancar todas las pobrezas e injusticias del mundo. Y pone además la oración como palanca de su pontificado.
El nombre de Francisco quiere expresar también su perfil espiritual. Es un jesuita con espíritu franciscano. Le caracteriza la humildad y sencillez de vida del Poverello de Asís y la pasión por Jesucristo y amor al Papa de Ignacio de Loyola. Tal vez el nombre de Francisco le evoque también, como jesuita, la pasión evangelizadora de Francisco Javier, y que él quiere hacer suya en su propósito de la nueva evangelización. Puede recordarle también a S. Francisco de Borja, que descubrió que no tiene sentido la vida sino es para ofrecérsela del todo al Señor del cielo por encima de los señores de la tierra.
El secretario de la Conferencia Episcopal dijo que tenía un perfil de santo. Que la gracia del Señor lo acompañe en ese anhelo de santidad y demos gracias al cielo por el regalo de darnos en estos tiempos papas tan santos.