Antonio Abellán Navarro

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27 de enero de 2007

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Comenzamos una nueva etapa en este espacio, mártires de la fe en nuestra diócesis de Albacete. Hasta ahora, hemos intentado acercar los testimonios de aquellos paisanos que están en proceso de beatificación. Os presentaremos ahora la vida de aquellos albaceteños que ya han sido proclamados por la Iglesia como beatos. Comenzamos hoy con la Beata caudetana Florencia Caerols Martínez.

Había nacido en Caudete el 20 de febrero de 1890, siendo bautizada y confirmada en la parroquia de Santa Catalina. Debido a la humilde condición de su familia, sus padres se vieron obligados a emigrar en busca de mejores condiciones de vida. De este modo se establecieron en Alcoy (Alicante), donde desde muy joven, Florencia entra en el mundo laboral como trabajadora de lo textil, al mismo tiempo que llevaba una vida comprometida con la parroquia como catequista y ejerciendo un empeñado apostolado del bautismo, haciendo que todos se bautizasen en momentos difíciles.

Llevaba una vida intensa de oración y hacía de la Eucaristía el centro de su jornada participando cada día en la Santa Misa y visitando todos los días al Señor reservado en el Sagrario. Pertenecía así mismo a la asociación de las Marías de los Sagrarios, a la Pía Unión misionera de Santa Teresita del Niño Jesús y algunas otras más. Era muy querida por todos por que se prodigaba en ayudar a todos.

Como trabajadora, muy pronto se destacó como una líder dentro de la fábrica. Se ocupaba de dar formación social, humana y religiosa a todas sus compañeras. De hecho, fue nombrada presidenta del sindicato femenino católico, cargo que desempeñó hasta el día de su muerte.

Iniciada la guerra, en septiembre de 1936, fue detenida, demostrando una seguridad casi absoluta en el fin que le esperaba, sintiéndose orgullosa de poder llegar a Dios por el camino del martirio. Estuvo cinco días prisionera en el convento de las Esclavas de Alcoy, siendo trasladada a la cárcel del partido judicial. De aquí fue conducida a la muerte, en el entorno de Rotglá de Corbera (Játiva). Al secretario de este ayuntamiento contaron los verdugos que Florencia murió perdonándolos y encomendándose al Sagrado Corazón. Era el 2 de octubre de 1936. Su fiesta litúrgica se celebra el 22 de septiembre.

El 11 de marzo de 2001, Juan Pablo II la beatificó junto a otros 232 mártires de la persecución religiosa española de los años 30.