Manuel de Diego Martín
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5 de mayo de 2012
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En Filosofía se enseña que los atributos del ser son la verdad, la bondad, la unidad y la belleza. Santo Tomás de Aquino nos hace comprender cómo desde una mirada profunda del ser creado llegamos al Creador. Por eso el Papa Benedicto no se cansa de repetir que la búsqueda de la verdad y la contemplación de la belleza son caminos privilegiados para llegar a Dios.
El lunes pasado en los salones de la Parroquia de la Sagrada Familia vivimos un acto de gran belleza. El Sr. Obispo bendecía un mural de nueve metros de ancho y tres de alto para hacernos contemplar el misterio de la Familia de Nazaret: Jesús, José y María.
Un equipo de pintores de las Comunidades Catecumenales, liderados por Kiko Argüello, se ha propuesto ayudar a la nueva evangelización a través de sus obras de arte. Ya han realizado obras en al ancho mundo tan grandes y bellas como las pinturas de la Almudena de Madrid, la Domus de Galilea, o la catedral de Shangai. Pues bien, estos artistas han llegado hasta Albacete. David, natural de Valencia, pero con raíces albaceteñas, ya que su padre es de Peñarrubia, ha tenido la responsabilidad de llevar a cabo esta obra. El mismo nos explicaba esa noche el sentido de la misma.
Inspirado en el inmortal icono de la Trinidad del ruso Rublev, nos hace ver en este mural cómo la familia de Nazaret es el reflejo mejor de la comunión de amor de las tres Divinas Personas. Y todas nuestras familias cristianas deben reflejar también esta comunión de amor.
En el Mural contemplamos al lado izquierdo al Niño Jesús que nace, que nace para morir, pues va fajado con las vendas mortuorias. Al otro lado, el sepulcro vacío. Es la aclamación que hacemos cada día en la Misa: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección”. En el centro se encuentra Jesús, ofreciendo la Eucaristía. A su lado la Virgen María, llena del Espíritu Santo y al otro lado S. José que desde su humildad hace visible al Eterno Padre. Nuestros artistas no han venido simplemente a decorar una sala, sino a hacer presente desde la belleza el misterio de nuestra salvación.
Gracias a ti, David y a tu equipo. Gracias porque vosotros que recorréis lugares importantes por el ancho mundo, habéis venido a este rincón manchego para regalarnos esta obra tan bella que sin duda alguna nos ayudará a acercarnos más y más al Dios amor, y al misterio de nuestras familias que deben ser comunidades de amor.