Manuel de Diego Martín
|
7 de enero de 2012
|
102
Visitas: 102
El pasado viernes, fiesta de la Epifanía, la Iglesia celebraba una jornada misionera. Por una parte era el Día del I.E.M.E, es decir, del Instituto Español de Misiones Extranjeras, que el pasado mes de diciembre, en la fiesta de S. Francisco Javier, cumplía sus noventa años de existencia y que tiene como objetivo formar y enviar sacerdotes a las misiones.
También se recuerda en este Día a los Catequistas nativos. La Santa Sede encargó al IEME organizar esta jornada para hacer conocer a la gente la gran misión evangelizadora que llevan a adelante estos laicos en tierras de misión y a la vez invitarles a colaborar económicamente en su formación y actividades misioneras.
Con todo cariño recordamos hoy la labor gigante que desde su fundación está llevando a cabo el IEME en el que están integrados un grupo de sacerdotes de nuestra Diócesis de Albacete. En la actualidad tenemos misioneros en América y en África. Entre ellos está Ángel Floro, natural de Ayna, que es Obispo en Zimbabwe, y en la actualidad Presidente de la Conferencia Episcopal de dicho país.
También queremos recordar a los Catequistas nativos. Hay que reconocer que ellos son en verdad esas estrellas que se encienden en esos territorios de misión para hacer que las gentes puedan encontrar a Jesús.
Estuve diez años en África y puedo dar fe de la labor hermosa que ellos llevan adelante. Estos hombres, después de recibir una buena formación, son enviados a los pueblos. Ellos son unos cultivadores más y se ganan las habichuelas con su trabajo. Pero luego tienen la misión de reunir a los catecúmenos e irlos formando en la fe. Los misioneros, sacerdotes, pasan de vez en cuando por el pueblo, y son ellos los que mantienen viva la fe entre sus gentes.
Por otra parte quiero recordar a sus esposas. Ellos formando una familia cristiana son el mejor icono para que entiendan esta realidad según el plan de Dios y puedan superar la poligamia. Por otra parte, la mujer del catequista adquiere una dignidad mayor, frente a aquella cultura en que la mujer cuenta tan poco. Ellas son también el puente para que las mujeres se acerquen a la comunidad cristiana.
Así pues tenemos hoy nuestro mejor recuerdo, tanto para los misioneros del IEME como para los Catequistas nativos, por su gran labor evangelizadora.