Antonio García Ramírez

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16 de febrero de 2025

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La Iglesia se vale de todos los medios posibles para anunciar el Evangelio. Entre los que se incluye el cine. Imágenes y sonidos unidos en una narrativa que atrae la atención de niños y jóvenes. Estos, aunque vivan en el mundo del TikTok y de otras redes sociales, aún son capaces de introducirse en un relato de más de noventa minutos. Cada vez será más difícil por la abundancia de los mensajes cortos e inmediatos con los que es muy difícil competir.

Acabamos de realizar la actividad pastoral y educativa de la Semana de Cine Espiritual en la ciudad de Almansa. Una iniciativa promovida por la delegación de medios de comunicación de la Diócesis de Albacete y que por cuarto año consecutivo se realiza aquí. En ella se implican los profesores de religión católica de los centros públicos y concertados. El trabajo de coordinación no es fácil por tantas tareas que las comunidades educativas llevan entre manos. Sin embargo, con el esfuerzo de todos, hemos conseguido realizarla un año más.

Este trabajo nos debería ayudar a valorar mejor el trabajo cotidiano de los profesores de religión, de las escuelas católicas y de miles de familias que siguen confiando en ellos para la educación integral de sus hijos e hijas. Salvando continuamente obstáculos avanzan en su tarea educativa. Labor que va mucho más allá de la acumulación de conocimientos. En verdad son un espacio de crecimiento personal como pocos en este mundo que vivimos.

Lo religioso y lo espiritual no se queda encerrado en las cuatro paredes del templo ni en los ritos sagrados. Lo espiritual inunda todas las esferas de lo humano, también el lenguaje cinematográfico. Los escritos bíblicos están influenciados por las culturas que les rodeaban. El cine actual, aunque no pasa por la época de máximo esplendor es también un espacio espiritual.

Muchos alumnos salieron del Teatro Principal de Almansa valorando las cosas importantes de sus vidas. ¡Qué mejor ejercicio espiritual! Parafraseando un clásico del cine de todos los tiempos: ¡Qué bello es vivir!