Pablo Bermejo

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29 de diciembre de 2007

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En una de las muchas Nocheviejas que se celebraron en casa de mi abuela ocurrió una escena corta pero que se me quedó grabada. Yo tendría unos diez años y estaba jugando con mis primos y picando algo de vez en cuando en la mesa que ya estaba preparada con varios entrantes. Dicen que cuando todas las personas de una sala dejan de hablar a la vez es porque ha pasado un ángel. Pues debió de pasar uno, y justo en ese momento mi tío le dijo a mi tía: “¿quieres un canapé, mi amor?”. Claro, todos lo oyeron y comenzaron a comentar lo buen marido que era mi tío y la buena pareja que hacían mientras los dos se ponían un poco colorados (aún eran una pareja joven).

Cuento esto porque este recuerdo contrasta mucho con las escenas que últimamente contemplo en las cenas o comidas con mis amigos u otros grupos. Gracias a la serie previa al ‘prime time’ de una cadena de televisión, se ha puesto de moda que las parejas se insulten en público. Antes a nadie le gustaba discutir delante de nadie ni sacar a relucir los paños sucios, haciendo caso del consejo de que “las cosas de pareja en casa se quedan”. Ante un ofrecimiento de un canapé, ya no es raro que uno le conteste a su pareja que sí, que es mejor que se lo coma él porque ella está demasiado gorda. Entonces todos los comensales se ríen y otra pareja está al acecho para soltar otro “insulto gracioso” y competir con la anterior pareja. ¿Hemos perdido el Norte? Además, esta Nochevieja serán los protagonistas de esta serie de moda los que nos acompañen para despedir el año.

Espero que por un día los guionistas les den un respiro y les hagan mostrarse más cariño de lo que suelen hacer. Hay una frase que dice “somos lo que leemos”, y creo que también se podría proyectar a “somos lo que vemos”. Igual que pasamos una mala noche si cenamos mal o cogemos un disgusto antes de ir a la cama, creo que para las personas a las que les gusta hacer propósitos es bueno comenzar el año con un buen ejemplo de la vida en pareja o con algún programa de humor. Realmente espero que esta Nochevieja esta serie sea un éxito y que aprovechen para mostrar buenos sentimientos; que se cante una oda a la pareja y se enseñe que, en estos tiempos en que la duración de los matrimonios cada vez es menor, las discusiones son normales y que se pueden superar con esfuerzo y entrenando una propiedad llamada “inteligencia emocional”.

Para este año deseo que la televisión no nos vuelva tontos emocionales, que los modelos imitados expresen amor y comprensión y que sepamos desechar lo que es bueno para uno por lo que es bueno para los dos.