Manuel de Diego Martín

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9 de abril de 2011

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Esta tarde en el Santuario de Nuestra Señora de Cortes  tendrá lugar el Vía Crucis Diocesano. Un año más, multitud de peregrinos de todas las parroquias van a llegar al Santuario para recorrer con el Sr. Obispo el camino del calvario. Los que no podremos peregrinar hasta allá, desde cada uno de nuestros lugares, estaremos unidos a este gran y emotivo Vía crucis.

El tema escogido este año para meditar a lo largo de la estaciones es el de la crisis. Es la crisis que está provocando tantos vía crucis en tanta gente que está sufriendo de una manera terrible un cotidiano calvario.

Se dice y se repite que en la base de la crisis económica, hay otra crisis más grave, y en parte causa de ella, que se llama crisis de valores. El consumismo exacerbado en que vivimos, el egoísmo de unos, la avaricia y la irresponsabilidad de otros, la idolatría en muchos para quienes el tener es el máximo valor, están consiguiendo que entre todos estemos echando una cruz muy grande sobre nuestro Señor Jesús. El cargó, no dicen los profetas, con las maldades de todos. Jesucristo es la encarnación de todos los pobres del mundo, de los que están en paro, de los que no tienen que comer, de aquellos a quienes se les quita la casa por no pagar la hipoteca, de todos los que no pueden cubrir sus necesidades más vitales.

Esta tarde en este Vía crucis queremos sentirnos cirineos de aquellos hermanos que sufren. Y también queremos tomar el compromiso de ser artífices de otro mundo, porque otro mundo es posible. Es posible si estamos todos dispuestos a crucificar en nosotros el mal que llevamos dentro, para que otra sociedad, otra humanidad sea posible. Entonces podremos resucitar con Cristo vencedor del mal. Este morir y resucitar con Cristo es un buen antídoto para evitar  toda posible crisis.