Manuel de Diego Martín

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1 de agosto de 2015

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Todo el mundo sabe que este año celebramos el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa, esta gran mujer y esta gran santa a la que tanto debemos. Pero desde esta columna quiero recordar a otro gran hombre y otro gran santo, fue llamado el “apóstol de Roma”, S. Felipe Neri, cuyo V Centenario del nacimiento celebramos también. Puesto que los hijos de S. Felipe están en el Oratorio de Albacete, quiero tener un recuerdo, tanto para el Santo como para sus hijos.

En primer lugar me hago eco del mensaje que el Papa ha enviado a los Filipenses del todo el mundo con motivo de del V Centenario. Dice el Papa de él que fue un cincelador de almas. Un hombre que desde la experiencia vital de su encuentro con Jesús, no tenía otra pasión que conseguir que otros se encontrasen también con Él. Decía el Santo: “quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que quiere. Quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pide”. Desde esta pasión por Cristo, ponía todas sus cualidades humanas, su simpatía, alegría, cercanía personal, amistad al servicio del evangelio. El Confesionario fue un  medio privilegiado en el que muchas personas encontraron el modo de revitalizar su fe. Hasta la víspera de su muerte, Felipe estuvo confesando. Su expresión favorita era decirle a Jesús: “Haz conmigo lo que tú sabes y como tú quieres. He aquí algunas ideas del bello mensaje del Papa.

S. Felipe fundó el Oratorio en Roma que se extendió por diversos países.  uando se creó la nueva diócesis de Albacete y el obispo Tabera tenía necesidad de sacerdotes se puso en contacto con ellos y llegaron hasta nosotros. Vinieron desde Cataluña el P.Ramón Mas y P. Narciso Baguñá, que ambos descansen en paz y se instalaron en Tobarra. Allí dieron sus primeros pasos revitalizando las parroquias, hasta el punto que allí surgieron vocaciones que hoy son sacerdotes diocesanos como Fernando Ugena y Pio Paterna.

En 1955 dieron el salto a la ciudad de Albacete y así nació el Oratorio que hoy conocemos sito al lado del parque Abelardo Sánchez. Surgieron comunidades vivas en que se trabajaba con jóvenes y adultos. Fieles al Vaticano  se inició una manera de celebrar la Liturgia más participativa, los laicos también rezaban Laudes y Vísperas. Había compromiso con los barrios. Muy significativas las charlas cuaresmales que allí se daban, y el trabajo que se hacía con los niños, las acampadas para seguir con el espíritu de S. Felipe Neri de hacerles atrayente el evangelio. Una de las realidades más hermosas fue la construcción del nuevo Templo, por el arquitecto Escario, una obra monumental de arte moderno. Y que en parte se construyó con la aportación de las gentes sencillas que sacaban créditos bancarios para hacer posible la obra.

Así pues celebramos el V Centenario del Nacimiento de S. Felipe y queremos dar gracias al cielo por todo el bien que nos ha llegado a través de sus hijos. A la comunidad de hermanos y hermanas que hoy están en el Oratorio  les recordamos que están llamados a ser hombres y mujeres de oración y testimonio como decía S. Felipe Neri y que sigan con el mismo entusiasmo evangelizador de su santo Fundador.