Francisco San José Palomar
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16 de junio de 2024
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La predicación de Jesús giraba en torno al “Reino de Dios”. Se dirige a personas que cultivan el campo y entienden bien lo que a él se refiere. Por eso lo compara a las semillas mostrando así sus características.
En primer lugar, destaca del Reino la “pequeñez” No es un imperio que domina pueblos y naciones, pero tiene una virtualidad: la de “crecer” como lo hace la semilla: es una pequeñez dinámica siendo ésta su segunda característica. Y en tercer lugar destaca su “gradualidad”: tallo – espiga – grano.
El Reino de Dios que Jesucristo proclama es el mundo de los valores del evangelio: el Reino de la “verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y de la paz”.
Y esta es la tarea de la Iglesia en general y de los cristianos en particular: “promover” el Reino de Dios, ese mundo o realidad de valores que Jesucristo vivió y promovió.
El evangelista añade algo muy importante como que Jesús hablaba acomodándose a su entender. Los sacerdotes en sus prédicas, los catequistas en las reuniones, los escritores cristianos no deberíamos olvidarnos nunca de esta elemental norma pedagógica: ser inteligiblea, saber hacerse entender. Está en juego nada menos que el proyecto divino: El Reino de Dios.
Francisco San José Palomar
Sacerdote Diocesano