Manuel de Diego Martín
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9 de marzo de 2013
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Estos días pasados hemos tenido en las parroquias de la ciudad de Albacete la visita de un grupo de misioneros que tenían como tarea hacernos comprender que los cristianos estamos llamados a llevar el evangelio a todas las gentes. Estos misioneros se han encontrado con niños, con jóvenes en los colegios, institutos y en las catequesis parroquiales. También se han encontrado con grupos de las parroquias y nos han hablado a todos en las misas dominicales.
En mucha gente existe la idea de que el misionero es aquel que va a tierras lejanas para ayudar a los pobres. Como ahora los pobres los tenemos aquí y en abundancia ¿para qué irse a otros lugares?
Por otra parte afirmamos que el misionero es aquel que va a llevar el evangelio a aquellos que no lo conocen. Dado el caso de que cada día entre nosotros hay más gente que no conoce a Jesús, ¿para qué ir a lejanas tierras si los que tenemos que evangelizar están en nuestra propia casa? De una manera o de otra, parece que la misión hoy tiene poca cabida.
Y sin embargo tenemos que afirmar que los misioneros son tan necesarios hoy como lo fueron hace veinte siglos. Hay dos razones muy grandes para afirmarlo. La primera y fundamental es que Jesús nos dijo que teníamos que ir al mundo entero. Donde haya pueblos, que no han oído hablar de Jesús, debemos afirmar que tienen derecho a conocerlo, porque esa es la voluntad del Señor.
Por otra parte, en las reuniones de los misioneros con los niños y jóvenes, siempre salía el mismo tema, ¿Por qué allá hay tantas injusticias, tantas pobrezas? Y la causa de muchas de éstas, decían los misioneros, se debe a que el evangelio no ha entrado en esas latitudes. Jesús ha venido a cambiar nuestro corazón, a construir el hombre nuevo, ha venido a traernos la paz, a hacernos comprender la fraternidad universal. Si anunciamos el evangelio de Jesús estamos llevando futuro a la humanidad. Una sociedad más justa, fraterna y libre es posible, según el proyecto de Jesús.
¡Ojalá que el paso de los misioneros por Albacete nos haya hecho a todos sentir la dicha por haber tenido la suerte de conocer el evangelio de Jesús y también la responsabilidad que tenemos de anunciarlo a todos aquellos que aún no lo conocen y, sin duda alguna, quisieran conocerlo!