Manuel de Diego Martín

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31 de marzo de 2012

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Hace ochocientos años, en el domingo de Ramos, empezó la sublime aventura de Clara de Asís para entregar su vida joven a Jesucristo. Así nos lo cuenta un cronista de la época: Francisco le había invitado a que en este domingo, compuesta y engalanada, se acercase a la catedral a recibir la palma de manos del Obispo, y que al anochecer, saliendo de la ciudad, convirtiese el mundano gozo en el luto de la pasión del Señor. Así pues, aquella misma noche, la joven emprendió la ansiada fuga para entregarse totalmente a Jesús.

De esta manera Clara de Asis, aquella jovencita tan guapa, a sus dieciocho años, hija de una noble y rica familia, siguiendo el ejemplo de su paisano Francisco, decidió vivir en total pobreza, virginidad y obediencia en un radical seguimiento a nuestro Señor Jesucristo. Con ella nació la Orden de Santa Clara.

El pasado 18 de marzo, las Clarisas de Villarrobledo, recordando que en el 1212 fue el domingo de ramos, clausuraban los actos que habían tenido lugar a lo largo del año con motivo del octavo centenario del nacimiento de la Orden. Tuve la suerte de participar en esta celebración que presidió el Sr. Obispo. Fue una catequesis viva de lo que significa decir si al Señor, en la que hubo momentos de gran emotividad.

De la Iglesia de la Soledad salió en procesión la imagen de Santa Clara con su palma en la mano, al encuentro de Francisco. En la plaza de Santa Maria se encontraron las dos imágenes entre una multitud de fieles. Los asistentes acompañábamos con cirios encendidos. Allá se reprodujo el histórico diálogo de Clara y Francisco, en las voces del P. Ángel, franciscano, párroco aquí en Albacete y una joven que interpretó muy bien a Clara. Entre plegarias y cantos la multitud se dirigió al Convento de las Hermanas Clarisas. En el templo el Sr. Obispo hizo una hermosa alocución para expresar el significado que el si de Clara ha tenido en la historia de la iglesia. La madre Abadesa impartió la bendición de la Santa de Asís.

¡Que hermoso fue para Clara aquel domingo de Ramos! ¿No podrá ser también este domingo importante para nosotros si somos capaces de despojarnos de muchas cosas para saber seguir a Jesús que va a la pasión para llevarnos a la libertad de los resucitados?