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27 de julio de 2019

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Desde que el Ser Humano existe como tal y tiene conciencia, siempre se ha preguntado por el sentido trascendente de la vida y es más siempre ha buscado la forma de relacionarse con ese Ser Supremo y trascendente del cual intuimos que todo tiene su origen y que incluso nuestra propia vida tiene su origen y su fin en Él. Ya que todos somos conscientes que nuestra propia vida es un don que no podemos disponer de ella a nuestro antojo. Todos en algún momento hemos sido testigos de alguien a quien amamos, se nos va y de la impotencia de no poder hacer nada para evitarlo.

Por eso el ser humano siempre se ha preguntado de dónde vengo y a donde voy y, es más: ¿puedo conectar con el Creador?, ¿Quién es Dios? En muchas ocasiones han sido los esfuerzos humanos queriendo responder a estas cuestiones, pero no han sido suficientes pero los creyentes de las Religiones Reveladas creemos que Dios mismo ha querido ser descubierto y nos ha entregado la Revelación.

Los cristianos creemos por Fe Revelada que Dios mismo nos ha entregado la Revelación haciéndose uno de nosotros tomando nuestra condición humana y ese Hombre Jesús es el Hijo de Dios, esto es una gran novedad y nos revela que Dios el Creador se interesa por sus criaturas, y por lo tanto nos podemos relacionar con Él. Todo esto viene por la petición que le hacen a Jesús en el Evangelio de hoy: «Señor, enséñanos a orar». Es el deseo de toda la humanidad de entrar en contacto con nuestro Creador que es la fuente y el origen de la vida y Jesús enseña a orar con esta hermosa oración del Padrenuestro, tan querida y tan rezada por todos los cristianos de todas las generaciones porque brotó de los mismos labios de Jesús y nos enseña a mirar a Dios como Padre, y como consecuencia a mirar a los demás como hermanos porque sigue con el nuestro, de todos sin excluir a nadie. Es una oración llena de confianza en Dios como Padre bueno que quiere lo mejor para sus hijos y de compromiso filial para construir un mundo nuevo de fraternidad universal que es lo que llamamos el Reino de Dios.

Es una pena ver como muchos cristianos olvidan y ya no saben rezar esta oración, uno como sacerdote a veces tiene que celebrar ciertos acontecimientos con personas que se han alejado de la Fe y ve cuando llega el momento de rezar juntos esta oración que muchos no la saben y siente una profunda tristeza de que la oración por excelencia se haya olvidado.

Por eso lanzo esta invitación a volver a aprender y a dirigirnos a Dios con estas hermosas Palabras que nos enseñó su Hijo Jesús y sobre todo a vivir nuestra vida poniendo nuestra confianza en el Padre Dios y nuestras fuerzas para trabajar por el mundo que Dios quiere, por esa fraternidad universal.

Los creyentes no podemos reducir la fe a un intimismo espiritual que no tenga incidencia en la vida social, la fe nos debe de llevar a trabajar con más empeño por la justicia y la paz social. En esta oración del Padrenuestro le pedimos a Dios el pan de cada día y eso es un compromiso de lucha y trabajo para que a nadie le falte el pan, como un símbolo de todas las necesidades tanto materiales como espirituales.

También quiero resaltar un compromiso muy fuerte que nos hace esta oración en favor de la reconciliación, le pedimos a Dios el perdón, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Una apuesta muy fuerte por la paz fruto de una verdadera reconciliación pues somos conscientes de que ésta es muy frágil y necesitamos la fuerza de Dios que es la que nos ayuda a vivir de esa manera.

Ojalá todos los cristianos y aquellos que buscan a Dios aprendamos a rezar esta oración con los labios, pero más aun con el corazón y las obras.

Feliz Domingo a todos.

José Javier Alejo López,

Párroco de Alborea.