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19 de julio de 2014

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Aquel día, Jesús salió de casa y se sentó junto al lago y acudió tanta gente… y les habló en parábolas, nada les decía sin utilizar parábolas.

Y les hablaba del Reino de los cielos, su vida, dificultades, su humildad, aparente pequeñez y sobre todo su abundancia final.

“El Reino de los cielos se parece”, y lo explica en siete parábolas. El texto de hoy nos presenta tres sobre cómo está el Reino en el mundo. Es bueno leerlas en Mateo 13, 35-43.

La semilla buena y la que sofoca y no sabemos quién plantó, la levadura en las manos de la mujer que amasa; la pequeña mostaza que crece y crece,…

El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo y mientras dormía su enemigo sembró cizaña.

Sembrar, plantar: lo tuyo, lo mío, lo nuestro es lanzar la simiente. La “sembraera” al hombro, paso firme y mano llena de semillas al viento.

¿Qué semillas sembrar? Las del Reino:

Que Dios es Padre-Madre. El salmo de hoy lo llama bueno e indulgente. Es también paciente, generoso, misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia, que espera, que quiere ser comido y amado por todos, que se “pirra” por lo pequeño y los pequeños, los despreciados, olvidados, excluidos, sufridores, eliminados. ¡Que Dios el nuestro!

Que Jesús es el enviado de Dios, que es salvador, hermano, compañero, camino, vida… que ha pensado en ti y te espera para enviarte, lo experimentes y seas su testigo… ¡Te parece poco!

Que somos Iglesia: familia, pueblo de Dios, comunidad… Tenemos que ser Iglesia más eclesial, de todos y esto por nuestro bautismo, esa es la raíz, el fundamento de nuestra misión. Iglesia más de calle y plaza, siempre en salida, “hospital de campaña”, herida y sufrida por el dolor de tantas y tantos.

Nos preocupa que una parte de esta familia cada día es menos numerosa y con más años, y es la hora de perder miedos, de imaginación y dar tiempo y espacio a otros miembros de esta familia. Pero necesitamos de verdad una conversión-mudanza personal y pastoral: todos…

Las semillas que debemos sembrar… Es verdad que nacerán y crecerán otras que las ahogarán y querrán sofocar, pero lo nuestro es plantar, cuidar, acompañar, esperar como nuestro Dios paciente que no nos queme el celo de la impaciencia de querer arrancar y quemar a lo distinto, a lo diferente.

Saber estar, coexistir, convivir… siempre podremos ver, descubrir algo que vale la pena incluso en lo más negativo y doloroso.

Y voy terminando… a Río de Janeiro lo llaman y es verdad “la ciudad maravillosa”, y entre sus maravillas la imagen plantada en el Corcovado: imagen grande, inmensa, impotente. Imagen de brazos abiertos, acogiendo, abrazando a la ciudad, naturaleza, moradores y turistas. Y esa imagen es Cristo Redentor, el salvador, el acogedor, “el Esperador”.

El que tenga ojos que… El que tenga oídos que… quien se anime y decida… Estamos en la hora, la sementera del Reino espera. ¡Buen domingo y feliz semana! Será mi oración y compromiso por todos.

 

Juan Francisco García López
Vicario parroquial de San Pablo. Albacete