Pablo Bermejo
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20 de octubre de 2007
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¿Qué tienen en común las personas que son ciegas, paralíticas, tartamudas o cojas? Que pueden recibir el certificado de minusvalía para compensar sus desventajas en el día a día. Sin embargo hay una diferencia muy grande: mientras que sobre minusvalías tan severas como la ceguera nadie se atrevería jamás a hacer una broma, los que padecen cojera o tartamudez sí son blancos socialmente aceptados para contar chistes o hacer humor en alguna película.
Desde la Fundación Española de la Tartamudez (TTM, http://www.ttm-espana.com/) se pretende, especialmente el día 22 de octubre, concienciar a la sociedad de lo duro que le supone a un tartamudo superar el día a día. Situaciones tan comunes como llamar a pedir una pizza o comprar el pan, mientras la gente espera detrás, supone a la persona tartamuda un estrés constante que puede llegar a nulificarle como persona. Varios estudios demuestran que las personas tartamudas son más sensibles que la media y que tienen el mismo grado de inteligencia que los fluido parlantes; sin embargo, a algunas personas les da la sensación de que los tartamudos son menos inteligentes pues cambian las palabras que van a decir por otras similares para salir del paso, diciendo a veces frases cuya semántica o estructura no es la más correcta o comprendida.
En TTM también existe un foro y reuniones donde los miembros pueden apoyarse mutuamente e intercambiar experiencias e información acerca de tratamientos existentes para la cura o alivio de este trastorno del habla. Existen personas que echan en cara a quien tartamudea que su problema tiene remedio, como si esto consistiera en tomarse una aspirina cada noche antes de cenar. La mayoría de logopedas y psicólogos tienen miedo al tratar con tartamudos pues la tasa de éxito es pequeña.
Vencer la tartamudez significa apostar con un sacrificio personal e intransferible tan duro que, aquellos que lo han conseguido, casi pueden ser considerados como héroes. En caso de no vencer la tartamudez, el tartamudo necesitará ejercitar la confianza en sí mismo hasta niveles muy altos para poder superar los miedos diarios, como por ejemplo evitar pensar antes de conocer a alguien que será juzgado por su forma de hablar.
Una tartamudo no siempre presenta el mismo grado de bloqueo, por ello en su mismo grupo de amigos pueden pensar que no sufre por su tartamudez y, sin embargo, cuando necesita repostar el coche de gasolina podría incluso llegar a pedir una cantidad diferente que la que en realidad desea.
La tartamudez en la adolescencia puede llegar a ser traumática para los tartamudos especialmente sensibles, pero en cada etapa de la vida afecta de muchas maneras diferentes a quien la padece.
Cada 22 de octubre se celebra el día Internacional de la Tartamudez para dar a conocer y concienciar a la sociedad de que la tartamudez no es un chiste y que todos pueden colaborar en aliviar los sufrimientos diarios del tartamudo; por ejemplo, no desviando la mirada cuando tenga un bloqueo. Junto a esta concienciación, el tartamudo deberá asumir la responsabilidad de su propio crecimiento personal para saber convivir con su tartamudez o incluso llegar a vencerla.