Manuel de Diego Martín

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18 de junio de 2011

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Hoy la iglesia celebra la festividad de la Santísima Trinidad, la fiesta de Dios. Con toda lógica la Iglesia española cada año toma este día como la Jornada “Pro Orantibus”. Esta expresión latina significa “por los que oran” y hace referencia a todos aquellos que han convertido en tarea primordial de su vida el vivir desde Dios y para Dios, que se traduce en una intensa vida de oración.

Este año el lema de la jornada es “Lectio divina, un camino de luz”. Efectivamente, los monjes, las religiosas contemplativas viven de la Palabra de Dios, que se traduce en luz para sus vidas, que marca, a su vez, caminos de luz para todos nosotros. Es por tanto, un día para dar gracias por todos aquellos que viven su consagración religiosa en clausura. Damos gracias en este día por todos los monasterios que pueblan nuestra geografía.

En la Diócesis de Albacete tenemos siete monasterios. Tres en Villarrobledo: Carmelitas Descalzas, Clarisas y Cistercienses. Uno en Alcaraz, las Franciscanas de la T.O.R. Otro en Caudete, las Carmelitas de la antigua observancia. El monasterio de Clarisas de Hellín, y el convento de Carmelitas Descalzas en la capital de Albacete.

Vamos pues a orar por nuestras contemplativas, estas hermanas que pasan muchas horas dedicadas a orar por nosotros. Vamos a pedir que no les falten vocaciones para que nuestros monasterios puedan seguir irradiando luz en nuestros pueblos; que estas religiosas nos sigan con su presencia recordando en medio de tantos ajetreos y estreses que el Señor es nuestro único Bien, nuestro Absoluto, y que Él sólo basta para llenar de sentido y plenitud nuestras vidas. Desde Dios todo se vuelve luminoso. Cuando desaparece del horizonte de nuestras vidas, entonces llega la confusión y el desasosiego.

Este año hemos vivido dos importantes acontecimientos en nuestra Diócesis en relación a nuestras hermanas contemplativas. Por una parte, la Hna. Marta, en plena juventud, hizo, hace poco más de un mes, su profesión solemne, es decir, dio su sí definitivo a Dios en las Clarisas de Hellín. Por otra parte, la Hna Isabel, ya muy anciana, de las Franciscanas de Alcaraz, entregó su vida para siempre al Señor, siendo su muerte la culminación de una total consagración a Dios. 

En este día ofrecemos nuestras oraciones por todas nuestras contemplativas, recordando especialmente a la Hna. Marta, a la vez que nos encomendamos a las oraciones de nuestra Hna Isabel que con esa inmensa bondad que la caracterizaba, nos sigue mirando desde el cielo.