Carmelo Lara Ginés

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15 de julio de 2023

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“El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo”. Todos sabemos que las parábolas eran en la predicación de Jesús fundamentales para explicar el Reino de Dios, su gran tarea.

Hoy predominan las imágenes de la tierra, el sembrador, el trigo y la cizaña. Él contempla y sabe que, desde esta historia tan cercana, puede hacerlo. A nosotros nos resultan muy conocidas estas cosas. Prácticamente todos los días contemplamos las hermosas llanuras de nuestros campos. Los extraordinarios paisajes de la Mancha, la Manchuela y las zonas de sierra, pueden hacernos entrar a comprender estas historias que utiliza Jesús para manifestarnos el Reino de Dios y su belleza.

Desde la parábola del trigo y la cizaña, la belleza del paisaje, nos quiere llevar a contemplar nuestro mundo interior, que sabemos es extraordinariamente rico en posibilidades, para vivir los valores del Evangelio en nuestro caminar hacia el encuentro cara a cara con nuestro Creador. Él, que tanto se preocupa por cada uno de nosotros.

Solo podemos realizar y “materializar” el reino de Dios desde la experiencia interior que nos entrega la fe, la confianza y el amor, elementos necesarios para trabajar nuestra propia existencia, quien bajo nuestra personal parcela con los valores evangélicos. Confiando siempre en la misericordia de Dios.

Él cuida de todo, no tiene que demostrar nada, pues lo hace con amor, es indulgente y verdadero. Es Padre. Tiene sus propios caminos.

Por eso la misericordia es centro de todo y queda reflejado en la parábola que ocupa nuestra meditación-oración, este domingo.

El campo, la semilla, la siembra, el crecer mucho o poco nos hablan de vida interior, relación personal con los hermanos y con Dios, la vida a veces rutinaria que día a día se materializa en la biografía de cada uno de los hermanos que formamos la comunidad de creyentes en el Evangelio que es Jesús de Nazaret y que encarna y concretiza en la historia presente en medio de las dificultades de cada día.

Cada hermano es distinto y singular a la hora de vivir y sentir; el evangelio en su entorno, familia, trabajo, amigos etc.; a la hora de crear historia de salvación en la parcela que le toca evangelizar viviendo las bienaventuranzas proclamadas por el Maestro.

La misericordia es el camino. Jesús es misericordia del Padre, semilla de testigos que se esfuerzan por encontrarse con Él, en la oración, eucaristía y vida evangélica. El Espíritu Santo en nada de esto es ajeno pues habita en nosotros. Hemos sido elegidos. Camina y construye una sociedad libre de cizaña. Ten esperanza.

¡El Padre, el Hijo y el Espíritu nos ayuda en la tarea y nos bendice! Feliz domingo.

Carmelo Lara Ginés,
Párroco de Abengibre y Casas Ibáñez