Manuel de Diego Martín

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21 de octubre de 2006

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Cuando estudiaba bachillerato en el seminario menor teníamos una asignatura que se llamaba Apologética y que era una buena herramienta que nos ayudaba a encontrar argumentos para dialogar y defenderse ante agnósticos y ateos.

Había un tema que decía aquello de que tenía que existir Dios y la vida eterna, puesto de otra manera no se podía entender del todo la justicia de este mundo. No es de recibo, no se puede admitir que inocentes sean castigados, o que canallas o culpables sean honrados como grandes señores. Hace falta dar tiempo al tiempo para poner las cosas en su sitio, de ahí que es necesaria la eternidad. Hace falta un juez, tan independiente, tan imparcial, tan conocedor de los últimos reductos de la conciencia para que pueda hacer justicia impecable. Para los creyentes este juez es el Dios Creador.

Estos días estamos viendo cómo el Defensor del Pueblo, D. Enrique Múgica, alguien que nos pareció siempre honesto, coherente en sus principios y que precisamente por esto, le nombraron defensor del pueblo. Ahora por cumplir su misión, solamente por esto, por actuar en coherencia a lo que es su misión, es recusado. Si por un casual son más los que dicen que tiene que irse a la calle, D. Enrique será defenestrado de mala manera, no era buena persona, pues se deja guiar pos sus conveniencias y caprichos.

Por el contrario hay un asesino llamado De Juana Chaos, que tiene en su haber un montón de crímenes, y que cayó sobre él, como es de justicia, un montón de años de cárcel. Ahora se pide desde altas instancias que se le reduzcan a unos pocos. Cuando la república socialista vasca tenga todo el poder de Juana Chaos tendrá una estatua en medio de las plazas.

Así pues, unos ven las cosas de una manera, y piensan que llevan razón. Otros la vez de otra manera muy distinta a la primera, y también piensan que llevan razón. Múgica, ¿es bueno o malo? Chaos ¿es bueno o malo? Vaya UD. a saber. Para saberlo ¿es cuestión de recabar votos y será lo que diga la mayoría, aunque sea la mitad más uno?

Desde nuestra condición de creyentes en Dios Creador, Señor y Juez de cielos y tierra, sabemos que un día las cosas brillarán en su verdad, o se hundirán en su mentira. ¡Qué suerte saber que al final existirá una justicia justa para todos!