+ Mons. D. Ángel Fernández Collado

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16 de abril de 2022

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PASCUA DE RESURECCIÓN 2022

Hoy la Iglesia renueva el anuncio de los primeros discípulos: «Jesús ha resucitado». Y de boca en boca, de corazón a corazón resuena la llamada a la alabanza: «¡Aleluya!… ¡Aleluya!». En esta mañana de Pascua, juventud perenne de la Iglesia y de toda la humanidad, quisiera dirigirme a cada uno de vosotros con las palabras iniciales de la Exhortación apostólica del Papa Francisco que dedico especialmente a los jóvenes:

«Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras palabras que quiero dirigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo! Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza» (Christus vivit, 1-2)

Este mensaje de alegría, de Pascua de Resurrección deseo dirigirlo a cada persona particular de nuestra diócesis. Pues la resurrección de Cristo es el comienzo de una nueva vida para todos, porque la verdadera renovación comienza siempre desde el corazón, desde la conciencia. Pero la Pascua es también el comienzo de un mundo nuevo, liberado de la esclavitud del pecado y de la muerte: el mundo por la Resurrección de Cristo debe abrirse al Reino de Dios, Reino de amor, de paz y de fraternidad.

La Pascua debe llevar a dirigir nuestra mirada a todos los que necesitan de la Luz de la Resurrección, que en la noche Santa de la Vigilia Pascual se ha encendido, pues es Cristo, que ilumina al mundo con su resplandor. Que los cristianos no dejen de dar testimonio con paciente perseverancia del Señor resucitado y de la victoria de la vida sobre la muerte. Que la luz de la Pascua ilumine a todos los gobernantes y a los pueblos, y los aliente a aliviar tanto sufrimiento y a buscar un futuro de paz y estabilidad.

Que Cristo Resucitado de su Paz, para que las armas dejen de ensangrentar a los pueblos en conflictos de guerra, donde personas indefensas mueren y muchas familias se ven obligadas a abandonar sus hogares, y puedan encontrar consuelo en esta Pascua. Que el Señor aliente las iniciativas humanitarias y las que buscan conseguir una paz duradera.

Que la alegría de la Resurrección llene los corazones de todos y sostenga los esfuerzos realizados por las autoridades civiles y religiosas en el bien común de todos.

Que el Resucitado, que ha abierto de par en par las puertas del sepulcro, abra nuestros corazones a las necesidades de los menesterosos, los indefensos, los pobres, los desempleados, los marginados, los que llaman a nuestra puerta en busca de pan, de un refugio o del reconocimiento de su dignidad.

“¡Cristo vive!, ¡Cristo ha resucitado!, ¡Realmente resucitado!” Él es la esperanza y la juventud para cada uno de nosotros y para el mundo entero. Dejémonos renovar por Él. ¡Feliz Pascua de Resurrección!

 

Ángel Fernández Collado

Obispo de Albacete