+ Mons. D. Ángel Fernández Collado
|
25 de enero de 2020
|
78
Visitas: 78
Queridos amigos:
Hoy celebramos la Jornada de la Infancia Misionera que este año tiene como lema: “Con Jesús a Egipto”. Este lema invita, de un modo especial, a los niños y niñas a quienes está dirigida esta Jornada, a que se imaginen ver a Jesús Niño refugiado en Egipto, viviendo en carne propia el sufrimiento y la injusticia que, tantas veces, afligen a los más débiles para que, sepan que unidos a Jesús Niño, podemos participar en su amor por todas las personas y pueblos que sufren injusticias.
Todos hemos oído muchas veces que cada cristiano debe ser un misionero en el ambiente en el que vive y, por ello, hoy queremos mostrar a los niños y niñas cómo se puede ser “pequeños misioneros”en sus ambientes. Este año con la mirada puesta, especialmente, en los movimientos migratorios. Por eso, ya desde hace tiempo, en muchas parroquias de la diócesis, se vive esta Jornada con mucha intensidad; sobre todo, en la catequesis y en los grupos infantiles; también, en las clases de religión en los colegios. Una Jornada que, por otra parte, se prepara con mucha anticipación porque, desde el Adviento y especialmente en los días anteriores a la Navidad, ya se les empieza a hablar de este día y se les inicia con varias actividades como los “sembradores de estrellas”. Subrayo esta actividad porque creo que, de una forma sencilla y adaptada a los más pequeños, se va sembrando en ellos la idea de que el cristiano debe ser misionero evangelizador.
La valentía para ser misionero es lo mismo que decir la valentía para ser cristiano y vivir, como tal, en una sociedad que se mueve y vive en otros valores. Frente a los valores del mundo, nosotros presentamos los valores del Evangelio: generosidad, amor, acogida, comprensión y tener un corazón abierto a Dios y a los hermanos.
Frente a este reto, nuestra reflexión en esta Jornada se centra en descubrir que no estamos solos en la misión encomendada, pues Jesús nos acompaña y en Él debemos apoyarnos siempre. Debemos crear, por lo tanto, en todos los cristianos, desde los más pequeños de nuestra comunidad hasta los más mayores, recursos para el crecimiento en la fe para que ésta se manifieste en un estilo de vida misionera.
Un gesto sencillo, pero necesario, es colaborar económicamente en esta Jornada de la Infancia Misionera. Los niños lo harán con la generosidad de sus pequeños ahorros que pueden ir depositando en las Huchas Misioneras, construidas y decoradas por ellos mismos. Nosotros, los más mayores, debemos, hoy, seguir su ejemplo de generosidad en favor de los niños y niñas empobrecidos en países de misión.
Con todo afecto, os saludo y bendigo.