Antonio García Ramírez
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28 de julio de 2024
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Tomar es actuar. Tomar partido, tomar las riendas, tomar pan. Imágenes que son una llamada a la acción. Pues lo más fácil en esta vida es no hacer nada, aplicarnos el famoso ver, oír y callar, que es el epitafio para tantas vidas que renunciaron al compromiso y a la transformación de la realidad que nos rodea y de la que formamos parte. Jesús, pedagogo de la acción, toma pan, y les enseña a actuar a sus discípulos. Había mucha hambre en aquel valle, como en nuestro mundo. Necesidades unas más veladas que otras. Solo la mirada compasiva las puede detectar. 200 denarios eran una gran cantidad de dinero, pero de nada serviría reducir todo a mercancía.
Todo es gracia. Oración de acción de gracias es cantar una alabanza al Dios creador. Jesús no solo enseña a actuar, también muestra cómo se reza. No son palabras o formulas hechas que decimos sin sentir. Pronunciar la acción de gracias es vivir desde la gratitud que estamos vivos y respirando. Es aceptación del presente que ni es el mejor ni el peor, es el que es. Decir gracias para un judío en Pascua era sentirse acompañado por el Señor de la Historia, que no abandona a su pueblo, que lo guía por los senderos, que se hace el encontradizo en valles y caminos, en tiempos de cosecha y también de escasez.
Compartir es el milagro. Las multiplicaciones de panes y peces siempre nos llevan a la palabra milagro. Pero el texto destaca además otros detalles. Por ejemplo, lo que dicen los discípulos, lo que hacen por su cuenta o porque obedecen al Señor. Si lo contemplamos desde este prisma, veremos la maravilla de repartir lo que se tiene. Repartir que va más allá de los kilos de cosas que se pueden pesar, comprar, regalar, robar o perder. No se trata de este reparto, se trata del compartir solidario. Lo que le falta al otro y mi humanidad se ve interpelada y pone en marcha el milagro del compartir, no de lo que me sobra sino de todo lo que necesito para vivir.
Antonio García Ramírez
Párroco de San Isidro, Almansa