Manuel de Diego Martín
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25 de mayo de 2013
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En la fiesta de la Virgen de Lourdes de este año, nos llegó la sorprendente y gran noticia, a la vez histórica, de la renuncia del Papa Benedicto al Pontificado por razones de salud. Y nos recordaba que no se marchaba de vacaciones a vivir su vida, sino que su objetivo era seguir sirviendo a la Iglesia de otra manera, dedicado a la oración y al estudio en un monasterio de clausura.
Hoy domingo de la Sma. Trinidad, la Iglesia celebra el “Día pro orantibus”, es decir, recuerda a todos aquellos religiosos de clausura que dedican su vida a la oración, al estudio, al trabajo en el silencio de los monasterios de clausura. Si ellos oran por nosotros, es de bien nacidos y agradecidos, orar también por ellos. Esto queremos hacer en el día de hoy, y también todos los días.
El lema de este año es: “Centinelas de la oración. Vida contemplativa en el año de la fe”. Eneste año estamos recordando hasta lo imposible que para mantener viva la fe en nuestros corazones, es necesaria la oración. Así pues, es la oración la que nos convierte a todos en centinelas de la noche y del día para estar despiertos y ver lo que el Señor quiere de cada uno de nosotros. Ver lo que el Señor quiere y responder a ello, es lo que da plenitud a nuestras vidas.
Tanto el Vaticano II como el Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerdan en bellos testimonios los grandes y gozosos frutos que los contemplativos aportan para que la Iglesia sea más misionera y más fecunda. Los historiadores nos recuerdan que el pontificado de Benedicto se caracterizó por llevarnos a lo esencial. Y lo esencial para el hombre es vivir de Dios y para Dios. Sólo Dios Basta. Esto es lo que cada día nos recuerdan los monasterios de clausura.
Hoy en nuestra oración recordamos a los siete monasterios de clausura que tiene nuestra diócesis. Para todas ellas nuestro más entrañable recuerdo.