+ Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos
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13 de octubre de 2008
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Queridos amigos:
Os escribo esta carta al dictado del cariño y la esperanza. Aunque no os conozco personalmente, os llevo en el corazón y cada día rezo por vosotros, que os preparáis en vuestras parroquias para recibir el sacramento de la Confirmación.
Como deseaba conoceros antes de la Confirmación, la Delegación de Pastoral Juvenil y yo hemos pensado tener un encuentro con vosotros. Lo haremos en el Seminario, que cuenta con espacio para acoger a todos, el próximo día 25 de Octubre, desde las 10 de la mañana hasta media tarde. Se trata, pues, de encontramos, de orar y reflexionar juntos sobre la confirmación y sobre vuestro futuro, de disfrutar de la amistad. En nuestra Iglesia necesitamos poner el calor de la amistad. Por mi parte aguardo con verdadera ilusión este encuentro al que, desde ahora, estáis todos invitados.
En mi ya larga experiencia de obispo me he encontrado con jóvenes a quienes la confirmación ha marcado decisivamente su vida, que sienten que han encontrado un tesoro que no dejarían por nada del mundo. Me duele, por el contrario, cuando no se llega a sentir entusiasmo por Jesús, cuando no se logra una elemental experiencia de oración y de trato con Él; cuando el Evangelio no orienta y guía la vida; cuando ni siquiera se participa en la Eucaristía de cada domingo y en la vida de la comunidad parroquial; cuando, en fin, no se descubre la necesidad de conocer a fondo lo que entraña la fe, ni no se siente la solidaridad con el dolor del mundo.
Yo espero que vosotros, que por ser jóvenes lleváis sembrada en el corazón la semilla de la esperanza, lo estéis haciendo con ilusión y aprovechamiento. La esperanza siempre cotiza en positivo.
Pensad ya mismo en enrolaros en algún grupo cristiano. La fe crece y se desarrolla siempre en comunidad. Es como una amistad, como una llama que, si no se cultiva y atiza, acaba apagándose. El ambiente, lo sabéis, no es propicio a la fe. El cierzo de la indiferencia, los tópicos y prejuicios que os rodean son capaces de helar cualquier flor que nace, si ésta no cuenta con el clima apropiado que permita dar frutos. Sólo a través de vuestra alegría, de vuestra forma de creer, de orar, de amar, de servir y de esperar podrán otros jóvenes descubrir que Cristo vive.
La próxima Jornada Mundial de la Juventud va a ser en Madrid. Se esperan dos millones de jóvenes. La mayoría de vosotros no habéis tenido la oportunidad de asistir a estos encuentros, de veros con miles y miles de jóvenes que ha tenido la alegría de encontrar a Jesucristo. De antemano os digo que me gustaría que vivierais esta experiencia. De todo esto trataremos en nuestro encuentro. Os esperamos. Os necesitamos para que nos ayudéis a renovar nuestra Iglesia. Nuestras comunidades necesitan vuestra juventud, vuestra alegría, vuestra generosidad. No os contentéis con poco pudiendo dar mucho.
Hasta ese día. Un abrazo de vuestro obispo y hermano.