Pedro Ortuño Amorós
|
2 de julio de 2022
|
150
Visitas: 150
1.- En este curso nos hemos familiarizado con el lema: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, y en las parroquias nos hemos ejercitado en “caminar juntos”, que aplicado a todos los cristianos implica que en razón del bautismo todos estamos llamados a participar en la misión que Jesucristo resucitado confió a todos sus discípulos.
Precisamente el evangelio de este domingo nos anima en el camino de la sinodalidad, que no es invento reciente de la Iglesia sino bien antiguo, como ya se apunta en el evangelio: “designó a otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él”. Con este número simbólico (el número de naciones gentiles según Génesis), el evangelista Lucas, tal vez, quiere poner de relieve que anunciar el Evangelio con hechos y palabras no es tarea solo de los Doce o de expertos en comunicación, sino misión de toda la comunidad que nace de la fe en Jesucristo.
2.- Viniendo a nuestro tiempo, las propuestas de Jesús no son recomendaciones para unos cuantos, escogidos, sino dadas a todo cristiano, que por el hecho de serlo tiene la misión de proclamar la buena noticia que vive. Así nos lo recuerda el lema del Domund 2021: “Cuenta lo que has visto y oído”. La mejor forma de predicación y la que más convence es si vivimos como cristianos. Pero esto exige que nos preguntemos si somos cristianos de verdad, cristianos convertidos y convencidos, o más bien, somos cristianos por costumbre ambiental, consumidores de sacramentos en distintas etapas de la vida, pero sin más recorrido, en cuyo caso, más bien estamos ocultando o desfigurando el Evangelio, y, por tanto, no podremos ser testigos de algo que no vivimos. Qué triste cuando alguien dice “soy cristiano, pero no practicante”, con lo que está indicando una gran lejanía de lo que nos pide Jesús: ser sus testigos en todo tiempo y lugar, y eso hay que hacerlo como “Iglesia sinodal” que hace el camino como miembros activos de la misma misión de Jesús.
3.- Jesús nos ofrece brevemente algunas claves para el anuncio del mensaje cristiano:
– Nos dice: “Poneos en camino”. El anuncio no se puede hacer si no nos movemos, si nos quedamos en una instalada comodidad personal. Disponibilidad y movilidad son exigencias básicas.
– La tarea no será fácil, y por ello Jesús avisa: “os mando como ovejas en medio de lobos”. Jesús sabía que encontrarían oposición en el mundo judío y en el mundo pagano, y también en el mundo del siglo XXI: Sus discípulos encontrarán la oposición por parte de quienes no están por la propuesta evangélica, sean poderes despóticos, ciertas ideologías, ciertos poderes económicos. Hoy día se habla del cristianismo como la religión más perseguida; en la actualidad unos 340 millones de cristianos son perseguidos o discriminados por ser cristianos y ser coherentes con su fe. Cristianos masacrados cuando celebran la Eucaristía, misioneros asesinados en distintas partes del mundo, las Misioneras de la Caridad, fundadas por santa Teresa de Calcuta expulsadas de Nicaragua recientemente, y en nuestro país, vemos como se ridiculiza o ataca lo cristiano en distintos foros.
– Jesús nos propone actuar desde la humildad y pobreza y no desde la imposición y la fuerza, ni que primen los medios materiales, ni el prestigio, sino que prevalezca el ponerse al nivel del otro, como ha dicho Jesús: “Decid primero, ¡paz”! Lo que significa trabajar para humanizar más el entorno, y, por el contrario, no ser nunca causa de tensiones, ni externas ni internas.
Muchos intentos de evangelización han fracasado por no tener en cuenta lo que nos indica Jesús.
– Al decir “curad a los enfermos”, no se trata solo de la enfermedad física, pues todo lo que impide al ser humano ser él mismo es enfermedad, como impedir crecer como personas, o no buscar el bien común.
Quien anuncia el reino de Dios tiene que manifestar con su vida que pertenece a ese Reino, como dice el papa Francisco en el comienzo de Evangelii gaudium: “La alegría del Evangelio llene el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”.
Pedro Ortuño Amorós
Párroco de La Resurrección