+ Mons. D. Ángel Fernández Collado
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11 de octubre de 2020
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]H[/fusion_dropcap]oy celebramos la festividad de la Virgen del Pilar, Patrona y Reina del Cuerpo de la Guardia Civil y de sus familias, y del Cuerpo de Correos. Hoy, la Madre de Dios y nuestra Madre del cielo nos reúne a los que nos sentimos sus hijos, y sus fieles devotos. Un saludo cordial a todos.
Este año, como en años anteriores, celebramos la Santa Misa en su honor, para darle gracias por todo lo bueno recibido por medio de ella y para pedirle su ayuda, auxilio y protección. Pero este año es diferente. Echamos de menos otras cosas de años anteriores que permitían estar más juntos y compartir alegrías, pero la presencia de la pandemia y del Covid-19 nos obliga a aceptar la realidad y a conformarnos tristemente con participar en esta celebración litúrgica.
Con todo, lo importante es que la Virgen María, Santa María del Pilar está con nosotros aquí y nosotros con Ella. De María esperamos salud, ánimos, fortaleza, auxilio y esperanza para salir pronto de esta Pandemia. No olvidamos a los que nos han dejado, ni tampoco a sus familias. Para ellas nuestro cariño, apoyo y oración.
La Virgen del Pilar nos hace recordar los primeros momentos de la Evangelización de nuestra patria. Una antigua y venerada tradición nos dice que María reconfortaba y fortalecía a orillas del Ebro, en Zaragoza, al Apóstol Santiago, cansado y desalentado en la difícil tarea de anunciar el Evangelio de Jesús. Desde entonces, la Virgen del Pilar es aliento y protección de los cristianos de España en la obra siempre nueva y urgente de anunciar el Evangelio de Jesucristo, así como en las tareas que realizan los miembros del Cuerpo de la Guardia Civil y del Cuerpo de Correos al servicio del bien de los ciudadanos, de la sociedad y de España.
La Virgen es como la columna que nos sostiene día y noche en nuestro peregrinaje terrenal. El Pilar, esa columna sobre la que se aparece y es representada la Virgen, es símbolo de la Iglesia y de Jesucristo sobre los que María se apoya y ejerce su influencia protectora.
La Guardia Civil, un cuerpo militar que nació y vive con espíritu de familia, quiso tener como Madre y Patrona la Santísima Virgen bajo la advocación del Pilar. La historia del Cuerpo habla de la devoción de los guardias civiles y sus familias a la Virgen del Pilar. Su imagen o representación permanece bien visible en cada casa cuartel y Ella, como una más en el Cuerpo, acompaña silenciosa pero eficazmente a los agentes en sus misiones y mantiene el espíritu de familia en aquellos que decidieron servir a España: “Todo por la Patria”. Quiera Dios que la Guardia Civil no olvide la importancia de su presencia en los Cuarteles y protección segura de su Madre del cielo, la Virgen del Pilar.
A pesar de las circunstancias sanitarias y sociales que van marcando ahora nuestras vidas, la alegría se hace más perceptible al acercarnos gozosos a la Virgen del Pilar, recordando que es nuestra Madre del Cielo y nuestro modelo a imitar para llegar hasta Dios y alcanzar la santidad que ella alcanzó. Desde el momento de nuestra incorporación a la Iglesia, a la familia de los Hijos de Dios, con nuestro Bautismo, hemos ido descubriendo a la Virgen María muy cerca de nosotros, como la Madre que desde el cielo nos cuida, nos escucha y protege, nos ayuda y bendice. Por ello damos gracias a Dios constantemente, por haber elegido a María como su Madre y porque nos la ha dado también a nosotros como madre nuestra junto a la Cruz de Jesús. En ese momento crucial, dirigiéndose al apóstol san Juan le dice: “Hijo, ahí tienes a tu madre”. Y san Juan, en el que estábamos representados todos nosotros, dice el Evangelio, que “el discípulo la recibió en su casa”. Fue su último y maravilloso regalo antes de morir. Jesús nos entrega a su propia madre como madre nuestra.
Cuando rezamos la “Salve”, una antigua y bellísima oración a la Virgen María, nos dirigimos a ella como Reina y Madre de Misericordia. Y esta verdad se hace para nosotros más comprensible al rezar las Letanías del santo Rosario e invocarla con estas cuatro expresiones de su amor misericordioso: María, Salud de los enfermos, Refugio de los pecadores, Consuelo de los afligidos, Auxilio de los cristianos.
Que ella, Santa María del Pilar proteja a todos los miembros del Cuerpo de la Guardia Civil a sus familias y al Cuerpo de Correos, prepare nuestros corazones para acoger la inmensidad del amor misericordioso de Dios. Qué así sea.