Pablo Bermejo
|
19 de mayo de 2007
|
353
Visitas: 353
Hace casi dos meses le detectaron a un amigo mío ciertas heridas en la entrada del estómago y le recetaron varios medicamentos, entre ellos unos antibióticos suaves para tomar a diario y con los que no se podía tomar nada de alcohol. En principio se lo tomó bien pues pensó que así perdería peso, ya que todos los sábados se tomaba seis o siete cubatas y eso engorda mucho.
El primer sábado, a la hora de las cañas, lo pasó muy mal pues sólo se pudo tomar una y el resto sin alcohol. Por la noche, a base de zumos, decía aburrirse tanto que se fue a acostar a la 1 de la mañana. Este panorama duró 3 semanas, hasta que a la cuarta dijo que echaba de menos emborracharse. Nos reímos, y en la quinta semana (el sábado pasado) nos dijo que estaba hasta las narices y que esa noche al menos se tomaría un par de cubatas. Le intentamos convencer de que no hiciera el tonto, pero nos acusó de no entenderle. Fue la primera vez que nos preguntamos si todos los que salimos de fiesta tenemos cierta adicción al alcohol y no nos damos cuenta porque la satisfacemos siempre. En fin, mi amigo comenzó tomando dos cubatas sin descansar entre ambos. Como a los 15 minutos dijo sentirse bien se pidió otro… A las 4 de la mañana había tomado 6 cubatas, a su ritmo de siempre. Se encontró con unos amigos de su facultad y le dejamos con ellos ya que nosotros no teníamos ganas de seguir de fiesta.
Al día siguiente por la tarde me llamó por teléfono para jurarme por toda su familia que no volvía a beber jamás. Me contó que, según le habían contado, fue por la calle Tejares montado en un carrito de la compra mientras un compañero suyo le empujaba. Por lo visto, perdió el conocimiento o la memoria y le despertaron sus padres porque había dejado la puerta de su cuarto abierta y el panorama que contemplaron les asustó… no me dio explicaciones de a qué se refería. Por otro lado, no recordaba qué fue del carrito de la compra. Probablemente alguien se lo encontraría el domingo pasado en el portal de su casa mal aparcado; espero que nadie se enfadara con el carrito ya que hizo una buena causa evitando que mi amigo anduviera a rastras por el centro de la ciudad.