Manuel de Diego Martín
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31 de diciembre de 2011
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Hace poco tiempo nos alegrábamos de que el nombre de Albacete hubiera salido en las noticias a nivel nacional porque la Delegación Diocesana de Familia tuvo la genial idea de instalar un Stand en Celebralia, la feria en donde se compra y se vende todo lo referente a las celebraciones de bodas. La Delegación de la Familia también tenía algo que ofrecer a los novios.
Ahora hemos sido noticia a nivel nacional por algo muy grave, muy doloroso. Albacete en índice de población ha batido este año el record en número de abortos. Los abortos han crecido entre nosotros de manera desmesurada.
Todos los veinticinco de mes, la Asociación “Pro Vida” nos convoca a la plaza del Altozano para recordar nuestro compromiso del sí a la vida y el no al aborto. En cada encuentro se lee un manifiesto. El pasado día 25, día de Navidad, un buen día para celebrar la vida puesto que recordábamos cómo el Verbo Eterno se hizo carne, se hizo Niño. Me quedé de piedra al ver una pancarta en la que aparecía el número de abortos aquí, entre nosotros, superando los ochocientos, y señalaba también uno de los lugares más significativos del estropicio, la calle del Muelle.
Cualquier mal que suceda en cualquier parte, puesto que somos ciudadanos del mundo, debe dolernos y helarnos el alma. Pero si esto se produce en tu parroquia, como es mi caso, en el territorio de la Inmaculada, de la Purísima, parece que te hace aún más daño. Tal vez mucha gente piense que por eso de que la cosa es legal, ya no es mala. Pero esto puede ser una perversión mental.
El día de la Investidura del nuevo Presidente, ya hubo grupos que se manifestaron ante el Congreso para pedir una vuelta atrás en toda esta marea de atropellos y de muerte. Pidamos que los nuevos dirigentes tengan lucidez para entender el sacrosanto valor de la vida humana y legislen en consecuencia. Que en este Año Nuevo se encienda en todas nuestras conciencias una luz que nos lleve a decir siempre si a la vida y un no rotundo a la muerte.