Manuel de Diego Martín

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18 de abril de 2015

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El martes pasado se cumplía el primer aniversario del criminal secuestro de las 142 niñas de un Colegio de Nigeria perpetrado por Boko Haram. Y con gran dolor seguimos sin saber nada de ellas. Mejor dicho, seguimos sabiendo que están sufriendo una humillante esclavitud y la destrucción de todas las dimensiones de su personalidad humana. ¿Cómo puede haber gente tan salvaje, tan bestia, tan sin corazón para perpetrar estas atrocidades?

Y la víspera de esta triste efeméride, celebrábamos otra más gozosa. En ese día, el VI Premio de los Derechos Humanos, Rey de España, era entregado a la Congragación de las Religiosas Adoratrices por su labor constante y efectiva en favor de las mujeres más desprotegidas liberándolas de sus múltiples esclavitudes. Nos alegramos de que se conceda este premio a unas religiosas precisamente en este Año dedicado a la Vida Consagrada.

Esta Congregación nació en Madrid en 1856. La fundadora fue una madrileña, Santa Micaela del Smo. Sacramento y tiene como objetivo, dicho en términos religiosos, como carisma: “la liberación e integración personal, la promoción y reinserción social de la mujer víctima de diversas formas de esclavitud, así como llevar adelante la denuncia y análisis crítico de la realidad que produce estos desajustes sociales”.

En Albacete estuvieron un tiempo estas Hermanas Adoratrices, que ocuparon lo que hoy es la Parroquia de las Angustias y dependencias adyacentes. Desconozco las causas por las que un día dejaron nuestra ciudad. Lo que sí conozco es a personas que disfrutaron de su trato y de su quehacer en el trabajo educativo y que las recuerdan con mucho cariño. ¡Gracias por el todo el bien que hicieron en nuestra Ciudad!

La Congregación está extendida por veintitrés países de cuatro continentes y en este año último a través de 420 Proyectos que llevan adelante han atendido a ocho mil mujeres que se encontraban en situaciones muy difíciles.

Pemán en un poema sobre el “Ángel y la Bestia” se hace eco de lo que es la condición humana que muchas veces lleva consigo un poco de lo uno y de lo otro. Los de Boko Haram se afanan por sacar todo lo que tienen de bestias y así están destruyendo a montón de mujeres. Las Hermanas Adoratrices intentan sacar todo lo que tienen de ángeles y así intentan salvar a las mujeres mas empobrecidas. Cumplen al pie de la letra lo que el Papa Francisco nos está recordando cada día, de que tenemos que salir a las periferias del mundo, hasta llegar a tocar y curar las llagas de Cristo, las que le producen las peores injusticias de nuestro mundo en muchos seres humanos. Así que felicitamos a la Hermanas Adoratrices por este premio tan bien merecido.